El primer pronunciamiento de uno de los líderes históricos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cercanos al ejecutivo actual, ocurrió 31 días después de la postulación de Rosario Murillo como candidata a vicepresidente de Daniel Ortega.
El dos de septiembre de 2016, su cuñado, el antiguo comandante sandinista Humberto Ortega, fundador y exjefe del Ejército de Nicaragua —en 1979—, negó con vehemencia los señalamientos cada vez más reiterados de que su hermano quiere instaurar una dinastía, tal como Somoza.
“Nuestras formas de Estado no constituyen una dictadura militar, aunque producto del particular desarrollo histórico de nuestra sociedad desde cacique-conquista-colonia persisten en ser más piramidal-autoritaria-centralista que democráticas y desde 1990 con la necesaria firme autoridad de la incipiente democracia, reaparece el estilo personalista-familiar en la Presidencia, diferente a una dinastía que nadie proclama y es inviable”, aseguró el general en retiro.
Dedicado a sus negocios desde 1995, aunque a veces se pronuncia sobre la realidad política del país, el general en retiro Ortega propuso un diálogo nacional entre las fuerzas políticas, posterior a los comicios presidenciales de noviembre, que son señalados de ser una farsa por distintos sectores del país, en lo que fue interpretado por militares en retiro como un respaldo de su parte al gobierno cada vez más autocrático de su hermano y Murillo, caracterizado por el control total de las instituciones.
Pero muchos militantes sandinistas consideraron destacable ver en la página completa, del comunicado de Humberto Ortega, una foto en blanco y negro del general cuando era joven, delgado, con gafas grandes, greñudo, acompañado del fundador del FSLN, Carlos Fonseca. Sus más enconados críticos vieron un reflejo de su ego, pero otros ven un mensaje político.
Reacomodo conveniente
“El otro factor que ha incrementado el poder e influencia de doña Rosario Murillo al parecer es la fragilidad de la salud del presidente Ortega. Por un lado es su fuente de poder, ella se postula como su sucesora, y aquellos que están alrededor, en un segundo y tercer nivel, cierran filas por conveniencia. Las fuerzas se reacomodan por oportunismo”, dice el analista Roberto Orozco.
Según Orozco, en el FSLN —un partido acostumbrado a las conspiraciones desde su origen— existen dos fuerzas paralelas: la de Murillo que se apoya en la actual Juventud Sandinista, y la ortodoxa, donde caben los mandos históricos y los excombatientes que, dependiendo de las circunstancias, se “unen o chocan”.
El único mando histórico que se mantiene al lado de la pareja presidencial es Bayardo Arce, actual asesor económico del ejecutivo. Ortega, en su discurso del 19 de julio pasado, destacó la lealtad de Murillo.
En los últimos años, los enfrentamientos de la primera dama con personajes como Tomás Borge fueron públicos. Igual con el exsecretario de organización del FSLN, Lenín Cerna.
Cerna estuvo al mando de los comandos electorales, formados por antiguos miembros de la Seguridad del Estado en los ochenta y que servían a Ortega. Pero, después de los enfrentamientos con Murillo, la secretaría de organización quedó en manos del mismo Daniel Ortega, sin que eso signifique que menguó hasta desaparecer el liderazgo de Cerna.
Tampoco ve “dictadura”
Murillo tuvo diferencias también con el exalcalde de Managua, Dionisio Marenco, quien llegó a reconocer en una entrevista con LA PRENSA en 2008 que sentía como si se le hubiese muerto un hermano al hablar de las tensiones con el presidente Ortega. “Puede ser que se haya añadido el factor de la señora Murillo, que es un factor muy importante. Ella tiene una manera de operar un tanto complicada, un tanto acaparadora”, dijo entonces.
El tres de septiembre de 2016, Marenco se alineó con el general Ortega para negar que en el país exista una dictadura. Orozco cree que este equilibrio “conveniente” se da porque el mandatario sandinista actúa como mediador. “Para mí, el sucesor real de Ortega es Humberto Ortega. Pero estamos claros que Daniel ya nombró a su sucesor (Murillo), y podríamos tener un escenario futuro de conflicto por el control del poder del FSLN a lo interno”, advierte.
Estructura de poder
El poder de Murillo descansa desde el punto de vista partidario en la Juventud Sandinista, de la cual Fidel Moreno, actual secretario general de la comuna de Managua, es el más destacable. Ocupa el cargo de secretario político del FSLN en la capital y transmite las directrices de la familia presidencial.
Los sindicatos afiliados al Frente Nacional de los Trabajadores (FNT), bajo el mando del diputado Gustavo Porras, fueron de los primeros que respaldaron la candidatura de Murillo.
La primera dama ostenta un poder real con el 50 por ciento de los nombramientos en el ejecutivo. Ella baja las directrices a ministros y alcaldes, transmite el informe oficial del gobierno cada mediodía en los medios de comunicación dirigidos por sus hijos.
Los Ortega mantienen un duopolio con el mexicano Remigio Ángel González gracias a la complicidad del estatal Instituto Regulador de Telecomunicaciones.
“Tienen una inteligencia para la maldad”, explica Gonzalo Carrión, abogado, defensor de derechos humanos, fundador de la JS, al explicar el estilo de gobierno de los Ortega-Murillo. La pareja presidencial es un poder económico que ha administrado de manera discrecional un presupuesto paralelo al Estado, mayor a los 3,500 millones de dólares enviado en cooperación por Venezuela desde 2007.
Según Carrión, la construcción del poder paralelo de Murillo ha sido un proceso desde que retornaron al ejecutivo en 2007. A la par del gobierno formal, se propuso un nuevo modelo de participación ciudadana coordinado por Murillo como la jefa de los Consejos del Poder Ciudadano, los órganos de control civil del partido de gobierno en los barrios.
Pero también a nivel público, en el barrio tienen contacto con la gente otras estructuras como la Promotoría Solidaria, el Movimiento Leonel Rugama, el Alexis Argüello, y hay jóvenes que trabajan con redes sociales para proyectar al partido según fuentes consultadas por LA PRENSA.
“El poderío que (ella) tiene, no lo tuvo en el gobierno de los ochenta cuando Ortega fue presidente. En ese sentido no tiene parangón. No era visible esa persona que ahora tiene semejante poder. El proceso de los ochenta era dirigido por nueve comandantes. Rosario Murillo ha hecho realidad y le ha sacado el ciento por ciento del 50-50 (cuota en repartición de cargos entre la pareja presidencial), y junto con Daniel son los responsables de un poderío centralizado que no reconoce el desarrollo de un Estado constitucional democrático, porque en esas dos personas está centralizado todo y a la vez anulado cualquier desarrollo de representación local, ministerial”, dijo Carrión.
El papel de la JS
Para Carrión, la JS de los ochenta es distinta de la actual y asegura que en el pasado los jóvenes se movilizaron en un verdadero intento por hacer la revolución, pero ahora están bajo órdenes de la familia presidencial.
“La Juventud Sandinista viene desempeñando proyecciones de tipo social y política (bajo este gobierno), se fueron a instalar en Río San Juan. Cuando hay que uniformarlos de fuerzas verdes ecológicas, lo uniforman; cuando hay que cantar, cantan; cuando hay que dar palos también”, dice Carrión.
Caso de Ocupa INSS
El defensor de derechos humanos, Gonzalo Carrión, recuerda el caso de OcupaINSS, el 22 de junio de 2013, cuando las tropas de choques del oficialismo agredieron a jóvenes que protestaban en solidaridad con ancianos que pedían una pensión reducida al gobierno.
“Momentos después que asaltan de manera terrorífica a los muchachos y los ancianos, me acuerdo que los mismos que habían asaltado —andaban como la camisa por dentro— solo se quitaron la camisa y quedaron vestidos como angelitos: camisas de amor”, sostiene. Se han dado otros casos.
A raíz de las denuncias por fraude electoral, en 2008, la oposición salió a protestar y las vías donde circulaban fueron rodeadas por motociclistas del FSLN —en León, al occidente— que intentaban amedrentarlos. Carrión señala que la JS es dirigida personalmente por Murillo. El activista de derechos humanos es en enfático cuando describe la situación de Nicaragua. “Ni revolución ni democracia”, reitera.
Estoy convencido que Rosario es débil en el FSLN. Basa su respaldo en esos jóvenes, en la tergiversación de la historia donde ella y Ortega aparecen como únicos relevantes”.
Víctor Hugo Tinoco, exmiembro de la Dirección Nacional del FSLN.Ella tiene un liderazgo emergente. Tiene adversarios. Yo pongo de ejemplo de la contradicción el destierro de Lenín Cerna, que aspiraba a ser el líder del FSLN. Hay un binomio de autoridad.
Henry Ruiz, exmiembro de la Dirección Nacional del FSLN.
Poder compartido
El dos de agosto de 2016, poco antes que se conociera la nominación de Murillo como candidata a vicepresidenta, la socióloga Sofía Montenegro dijo entonces que la pareja presidencial era poderópatas, pero además contó la génesis de su alianza. “Se erige sobre la complicidad en el crimen de abuso sexual cometido contra la hija por su marido. Ella tranza su respaldo a cambio de la mitad del poder que le entrega Ortega, sobre el cuerpo mancillado y la traición a su hija. No hay otro caso en América Latina más deleznable que este”.
