Los múltiples ruegos a Dios, a las instituciones del Estado y a la familia de Otoniel Zúñiga Martínez para que hagan algo por salvarle la vida a este joven de 15 años, que se encuentra postrado en una cama desde hace cuatro meses, parecen por fin tener su efecto.
Este domingo, Otoniel dejó claro ante los medios de comunicación que hará su “último intento”, a pesar que asegura estar agotado y tener poca tolerancia a los hospitales.
Este lunes, la Fundación Carlos Fonseca Amador de Estelí se encargará del traslado de Otoniel, que a su vez será acompañado de su hermano, para someterlo a una valoración médica a lo inmediato.
Miles de voces en las redes sociales consideraron “una injusticia” dejar morir a Otoniel. “¿Dónde está ese amor de madre? Lo ideal es que las autoridades se involucren en esto y obliguen a los padres a que lo lleven al hospital para que sea atendido”, coincidían las opiniones que a su vez iban impregnadas de súplicas para que el padre cambiara de opinión.
José Otoniel Zúñiga Martínez, nuevamente dijo: “(Quiero que) me compongan, pero no quiero estar por mucho tiempo, me siento agotado, ya no aguanto, no quiero estar internado en un hospital. Muchas groserías me hicieron”.
“Con la fe en Dios me voy a recuperar, yo como, el apetito a mí no se me quita, en la noche me ‘pega’ el hambre y como de todo. Hoy comí carne de vaca asada y verduras… haré el último intento”, reiteró el muchacho.
Zúñiga no estudia. Antes del accidente trabajaba en el campo con el papá y se ganaba el dinero para dárselo a su mamá. Confía en la ayuda de la gente hasta que se mejore. Expresó su deseo de estar bien, levantado, trabajar para seguir viendo a su mamá, a la familia, a los amigos y a los vecinos que le están ayudando.
Claudia Elizabeth Gómez Toledo es una ciudadana que manifiesta haber conocido hace más de cuatro meses a Otoniel en el Hospital Alfonso Moncada Guillén, de Ocotal. Expresó que “es un niño muy optimista que quería curarse y hacer lo que nunca había podido hacer: estudiar. Sin embargo, de repente también decía que no quería vivir y que quería morirse, lloraba, se le ayudaba a levantar los ánimos”.
Zaida Durón, otra ciudadana interesada en el caso, suplicó: “Dios ayude a ese angelito, y haga reaccionar a los padres a tiempo, antes que sea tarde, mientras hay esperanza de vida para un ser querido siempre hay fe”.
