Todos los intentos de modernizar el sistema de transporte selectivo en Managua han fracasado. Sin embargo, Reynaldo Bermúdez, directivo de Fenicootaxi, asegura que ahora los taxistas están interesados en utilizar aplicaciones para prestar un servicio de taxis más eficiente, cómodo y seguro.
“Si no nos modernizamos perdemos, hay competencia desleal, como taxis piratas o Uber, que pueden perjudicarnos si no nos actualizamos”, reconoce Bermúdez.
Según Alberto Fernández, de Sheep Head Apps, empresa que desarrolló Infobot, aplicación que ofrecería como parte de su paquete un servicio de contratación de servicio de taxi, para que esto funcione el proyecto debería estructurarse de acuerdo con las características del mercado nicaragüense, regularse y crear las condiciones óptimas para que se beneficien tanto el taxista como el usuario.
“Optimizaría el servicio y les generaría ganancias, pero deben hacer una inversión inicial, familiarizarse con el sistema y los usuarios acostumbrarse y aprovechar este tipo de herramientas”, expone Fernández, quien no descarta la posibilidad de integrar en el futuro una App gratuita exclusiva para este servicio.
Bermúdez, por su parte, asegura que se encuentran en conversaciones internas y evaluando con expertos la posibilidad de desarrollar su propia aplicación para adaptarse a las nuevas dinámicas y exigencias del mercado.
Un traspié tras otro
En 2012 el Instituto Regulador del Transporte Municipal de Managua (Irtramma) anunció la implementación del uso de taxímetro, pero el proyecto piloto fracasó a inicios de 2013, en el intento de ponerlo a prueba en mil unidades. El regateo, las carreras compartidas y las paradas en cualquier punto de la vía son parte de la dinámica tradicional entre el usuario y el sector de transporte selectivo en el país.
“Hace falta conversar y compartir criterios, plantear su estructura de costos por arranque, kilómetro recorrido y valor del servicio, nosotros planteamos nuestros costos estimados. Debe evaluarse para no afectar al usurario ni perjudicar a los propietarios y cadetes”, justifica Bermúdez.
El segundo intento de modernizar el servicio fue en 2014 con la opción de pago electrónico del servicio a través de POS. Lo probaron en 20 unidades, pero la población no se familiarizó con esta forma de pago y el proyecto se canceló.
La aplicación Efytaxi fue el último intento. “No resultó viable porque además de necesitar el dispositivo con la tecnología, el taxista debía pagar un servicio de internet”, expone Bermúdez. Cuando la empresa colombiana se retiró se mencionó que a algunos taxistas no podían darles crédito por tener deudas y que no todos respetaban el acuerdo de carrera exclusiva para el contratante.