En Nicaragua se cortan más árboles de los que se siembran. Según las proyecciones del Gobierno, para el quinquenio 2017-2021, a través de la Cruzada Nacional de Reforestación (CNR) se pretenden reforestar 116,038 hectáreas, según detalla el documento Compromisos de Buen Gobierno 2017-2021.
Sin embargo, según el Inventario Nacional Forestal 2008, realizado por el Instituto Nacional Forestal (Inafor), entre 2007 y 2008 la estimación de la tasa de deforestación anual es de 70,000 hectáreas. Es decir, que en un periodo de cinco años Nicaragua pierde 350,000 hectáreas de bosque, esto es tres veces más de lo proyectado sembrar en el próximo quinquenio.
Para Víctor Campos, director de la organización ambientalista Centro Humboldt, la CNR no es suficiente para solucionar los problemas de deforestación que enfrenta el país.
“No hay seguimiento. Se desconoce dónde están esos miles de árboles que dicen se han sembrado. Las plantaciones forestales son como otros cultivos, hay que darle un seguimiento para que estos puedan sobrevivir y hasta ahora no se han dado cifras sobre la sobrevivencia de las miles de hectáreas sembradas en los últimos 10 años”, aseguró Campos.
Según estimaciones internacionales, en programas de reforestación como el de Nicaragua con bosque latifoliado (bosque con árboles tropicales), la tasa de sobrevivencia va del 8 al 25 por ciento, y si se le da seguimiento a los árboles plantados, esta tasa puede superar el 50 por ciento.
Entre 2007 y 2011, la CNR reforestó 82,560 hectáreas, mientras que entre 2012 y 2016 fueron 78,617 hectáreas. Quiere decir que en esos 10 años se reforestaron 161,177 hectáreas, es decir cuatro veces menos de lo que se deforestó en el mismo periodo de tiempo.
Regeneración natural en proyección
En el plan 2017-2021 también se proyecta una ambiciosa regeneración natural.
Según datos del documento, entre 2012 y 2016 se produjo la regeneración natural de 58,114.5 hectáreas. Esto sigue siendo deficitario con relación a la tasa de deforestación.
Sin embargo, para el periodo 2017-2021 se proyecta la regeneración natural de 1,392,459 hectáreas.
No obstante, según un estudio del Centro Humboldt sobre la situación de la reserva de biosfera Bosawas e Indio Maíz, en ambas áreas protegidas, solo de bosque latifoliado cerrado (el tipo de bosque denso) se han perdido 255,756 hectáreas en cinco años.
Mientras que los tacotales, que son las áreas de regeneración natural de bosque, en Bosawas e Indio Maíz, se encuentran “muy intervenidos”, según Campos.
Solo en Bosawas, la perdida de área de regeneración natural (tacotales) es proporcional al incremento del área de pastizales.
Según Campos, “estos bosques secundarios se están interviniendo, primero se realiza la limpieza del terreno, se producen por algunos años granos básicos y luego estas zonas de tierra se convierten en pastizales. La gente lo deja en descanso porque ya no producen. Son suelos de baja productividad, porque son suelos de vocación forestal”.
¿Para qué se reforesta?
Otro aspecto que destacó Víctor Campos, director de Centro Humboldt, es que los esfuerzos de reforestación si no son para usos comerciales, es decir, como cultivos forestales para la posterior venta de madera o derivados, son bastante cuestionadas porque afectan la biodiversidad natural.
“La CNR es bastante cuestionable, no hay transparencia sobre cuánto ha costado y la relación costo beneficio, más allá de la supuesta buena voluntad de reforestar, hasta ahora no queda claro si esto se hace para el establecimiento de la silvicultura o por mero interés propagandístico”, aseguró Campos.