Aunque la pequeña y grande industria del país ha crecido en los últimos diez años en cantidad de empresas y diversificación de sectores, consideran necesario la implementación de una política industrial que sostenga ese crecimiento, que fomente el valor agregado en la producción y que les permita alcanzar nuevos mercados internacionales.
Juan Carlos Amador, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), sostiene que han conversado con las autoridades del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), con el propósito de adaptar medidas al contexto actual y encontrar soluciones que hagan frente a las crisis que experimentan.
“Hemos hecho estudios para determinar no solo las demandas del sector, sino también las medidas que podemos emplear para hacer más rentable cualquier giro de negocio que forma parte de la industria pequeña o grande a nivel nacional”, explica Amador.
El asunto para los industriales es que la implementación de esas medidas sea un esfuerzo de país y lograr mejores niveles de competitividad, frente a las industrias del resto de economías de la región, explica Amador.
“La industria nicaragüense ha venido creciendo y diversificándose, así como apostando más por la calidad. Lo interesante es que Nicaragua tiene un gran potencial de industrialización pues tiene importantes cadenas productivas con gran potencial de demanda en los mercados internacionales”, agrega el director ejecutivo de Cadin.
Amador se refiere a industrias como la del cuero y el sector lácteo, dos sectores cuya materia se le puede sacar más provecho en ventas.
Energía los ahoga
Pero ¿qué limita a la pequeña y grande industria del país crecer, consolidarse en el territorio nacional y exportar sus productos?
Douglas Reyes, presidente ejecutivo de Química Centroamericana Quibor S.A. y miembro activo de Cadin, expone que el precio de la energía eléctrica es una limitante ante la productividad.
“Desde Cadin se ha luchado para que se considere un pago más justo y que en lugar de penalizar el consumo, se pueda otorgar beneficios que fomenten”, añadió Reyes al ser consultado en la semana de la industria.
“No es nada fácil, porque para ser más competitivo en el exterior se necesita en lo interno de mejores condiciones. Y el costo de la energía eléctrica es una de las principales limitantes que ha llevado a varios a considerar el cierre de sus operaciones y a otro tanto a cerrar, por eso le digo que hacer industria en el país no es nada fácil”, manifestó Reyes, quien también es presidente ejecutivo de La Casa del Finquero S.A.
Actualmente entre sus empresas emplean a unas cien personas, pero Reyes explica que hay un alto componente de creatividad para lograr sobrevivir tantos años en el mercado nacional.
Miguel Duarte, representante de la gremial del pan en Cadin, añade que en la pequeña industria ese aspecto de la energía eléctrica es mayormente resentido en aquellos negocios que inician en casa, consumen energía domiciliar y jamás dan el salto a otras tarifas, ya sea por falta de conocimiento o porque tienen un mal concepto.
“El fuerte del sector industrial en Nicaragua inicia en pequeños hogares, que con la necesidad de generar ingresos para sus familias no salen de sus casas hasta que eso mismo los asfixia”, agregó Duarte, quien es propietario de la Panadería Corazón de Oro en Masaya.
Necesitan más capacitación
Duarte considera que la capacitación para la pequeña industria nacional es crucial, principalmente en temas de tecnología porque muchos tras haber alcanzado adultez, conocen poco del tema.
“Por ponerle un ejemplo: para acceder a la lista de productos del sector panificador que son exonerados de impuestos es necesario además de acceder a un portal web, tenemos que presentar un plan de negocios anual. Eso antes lo hacía uno a mano y lo reportaba ante el Mific, pero ahora es electrónico y a varios les cuesta hacerlo”, explicó Duarte.
Esa falta de manejo de las nuevas tecnologías ha hecho, según Duarte, que muchos propietarios de panaderías en Masaya pierdan el acceso para la adquisición de materia prima libre de impuestos, “y como sabrá, eso eleva el costo, el precio y nos saca del mercado tras competir con negocios que son más rentables”, agregó el representante de esa gremial en Cadin.
Eterna tarea
Otro de los aspectos que según Amador debe atender la elaboración e implementación de una política industrial, es darle valor agregado a la producción que se exporta en materia prima.
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) muestran que de 16 productos que Nicaragua exportó en 2013 a China, cinco de ellos salieron en su estado primario y esos cinco productos equivalían al 75 por ciento del total exportado.
Esos cinco productos que se vendieron sin valor agregado al mercado chino en 2013 fueron los cueros y pieles de bovino o de equino, depilados o preparados; madera simple y aserrada; desperdicios y desechos de cobre y de plástico.
“Necesitamos dar ese salto que sea circunstancial para dejar de depender de los precios internacionales y que la industria pueda crecer a paso firme. Solo lo podemos lograr mediante un esfuerzo de país y que todos los sectores vinculados trabajen en función de una misma estrategia”, manifestó Amador.
En ese sentido, Guillermo Jacoby, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), agrega que el potencial del sector industrial en las exportaciones, es fuerte.
“Tenemos los ejemplos de Taiwán y Corea del Sur, que eran naciones meramente agrícolas, pero que lograron dar un salto fundamental en la producción con valor agregado. Eso solo lo lograron con planes y estrategias de 25 años que no importando el Gobierno que estuviera de turno, el país tenía trazada una meta”, argumentó Jacoby.
Y en cuanto a los sectores de la industria que más aportan al desarrollo exportador está el azúcar y el ron. Pero “lo que necesitamos es transformar la materia. En lugar de vender cuero, fabricar zapatos, carteras. En lugar de solo frijoles, ahí está una empresa que quiere exportar gallopinto, de eso se trata”, aseguró Jacoby.
En cinco años
Uno de los retos en lo que deberá trabajar la Agencia de Promoción de las Inversiones y Exportaciones (ProNicaragua) con el sector industrial es el fomento de la reconversión e innovación tecnológica, el fortalecimiento del Sistema Nacional de la Calidad y el desarrollo de las capacidades técnicas del capital humano. Según el plan Políticas y Proyectos de Desarrollo para Potenciar la Inversión 2017 – 2021 , difundido recientemente por el Gobierno, tiene la tarea de fomentar la incorporación y participación de las empresas agroindustriales e industriales en las cadenas de valor nacionales, regionales e internacionales y crear parques tecnológicos e industriales, para aprovechar las capacidades productivas en los territorios, así como la implementación de un sistema de información industrial, que permita el manejo, difusión y utilización de datos y estadísticas para el sector y la toma de decisiones.
103
fue la posición de Nicaragua en el Índice Global de Competitividad edición 2016-2017, que evaluó a 138 economías y que elabora el Foro Económico Mundial. En la edición en mención el país obtuvo una puntuación de 3.8 en una escala de siete y que se determina por el análisis de 12 pilares, entre ellos: la institucionalidad, infraestructura, eficiencia, innovación y otros.