Los migrantes centroamericanos que intentan avanzar hacia el norte se exponen en territorio mexicano a todo tipo de riesgos que van desde agresiones físicas, robos, extorsiones, tráfico de personas y hasta de tipo ambiental, revela el estudio Migrantes en México Vulnerabilidad y Riesgos realizado por la Organización Internacional de las Migraciones y el Colegio de la Frontera Norte publicado recientemente.
El mismo señala que con el control migratorio y la vigilancia fronteriza no sólo cambiaron las rutas, sino que éstas se volvieron más largas y peligrosas.
El estudio que hace hincapié en su análisis sobre la situación de los migrantes en la frontera sur de ese país, señala que: “La innovación de rutas y el uso de caminos secundarios obligan a los migrantes a transitar por áreas asoladas, donde son frecuentemente sujetos a agresiones y abusos”.
Aumentó también la contratación de empresas de tráfico de personas, tanto en el tránsito como en el cruce de las fronteras.
Y aunque el estudio refiere que en la zona del sur mexicano estudiada destaca más que todo población del llamado Triángulo Norte centroamericano, recientemente la directora del Servicio Jesuita Para Migrantes, Lea Montes, estimó que la migración de nicaragüenses hacia países del norte tanto de Centroamérica, como México y Estados Unidos va en aumento cada día. Según esta los bajos salarios que reciben en el país que no cubren las necesidades básicas es una de las principales causas que empujan a los nicaragüenses a volver su mirada a la ruta del norte, pese a los peligros que esto representa.
En camino hacia los Estados Unidos
Como consecuencia de los obstáculos encontrados dice el estudio muchos de los migrantes se ven obligados a adaptarse a circunstancias novedosas en destinos que no estaban previstos a la salida, que ha llevado a muchos por ejemplo, a asentare en Tapachula, debido a la dificultad de continuar su camino hacia el norte,donde muchas veces esperan meses o años a ser reconocidos como refugiados, o bien buscan allí reunir recursos para dirigirse a Estados Unidos.
Igual sucede también en algunas ciudades de la ruta del Golfo, como Saltillo, donde personas principalmente de origen hondureño trabajan y residen, en una espera a veces interminable antes de continuar su camino hacia los Estados Unidos.
Esta población “varada” carece de redes de apoyo y difícilmente establece contacto con las instituciones públicas o con las Organizaciones de la Sociedad Civil donde se encuentran con una muchas veces entre una sociedad con valores racistas, xenófobos, de intolerancia religiosa o de género, que dice el estudio “hacen mucho más peligrosa la vida de los migrantes, al legitimar la discriminación, la segregación, las agresiones y la violencia”.
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El mismo indica que el riesgo a la violencia social aumentó considerablemente a partir de 2007, la violencia misma en el territorio mexicano y debido a la lucha territorial entre organizaciones criminales, la incursión de estas organizaciones criminales en el secuestrp masivo de migrantes y la trata de personas y la lucha entre estas organizaciones y los cuerpos de seguridad del Estado.
En manos de organizaciones criminales
En el estudio se menciona otros análisis sobre el tema que indican que el tráfico de migrantes se realiza a través de “redes empresariales” que pagan cuotas a las organizaciones criminales y cumplen con las rutas y el número de migrantes ya acordados.
“Uno de los factores que ha acentuado la vulnerabilidad de los migrantes es la participación de organizaciones criminales usualmente asociadas al tráfico de drogas y a los abusos y agresiones contra migrantes”, dice la OIM y el Colegio de la Frontera Norte.