Los expresidentes: José María Aznar, de España; Vicente Fox, de México; Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, de Colombia; Luis Alberto Lacalle, de Uruguay; Jorge Tuto Quiroga, de Bolivia; Jamil Mahuad, de Ecuador, y Laura Chinchilla, de Costa Rica, todos ellos miembros de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (Idea), analizaron en Miami la crisis existencial de la democracia en Venezuela y Nicaragua.
El plebiscito de Colombia sobre el acuerdo de paz del Gobierno con las FARC no estaba en la agenda. Sin embargo, por la gran importancia del asunto y la presencia de los expresidentes Uribe y Pastrana —líderes de la campaña por el No—, el tema motivó un intenso debate.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, participó en el foro durante la discusión del caso de Venezuela, pero por compromisos ineludibles tuvo que marcharse antes de que se tratara el problema de Nicaragua. Sin embargo, Almagro expresó su preocupación por la situación nicaragüense —destacando lógicamente que la venezolana es peor— y expresó su confianza en que el diálogo que ha abierto con el gobierno de Daniel Ortega “vaya por un buen camino”. Aunque también advirtió que ante situaciones de quiebre de las dictaduras es muy importante que haya “una oposición homogénea, dispuesta y lúcida”.
La situación de Nicaragua fue descrita por el doctor Luis Callejas, quien era el candidato presidencial de la oposición cuando Daniel Ortega decidió montar una farsa electoral en sustitución de elecciones normales, transparentes y decentes. Y le correspondió al expresidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle, presentar oficialmente el tema de Nicaragua, en nombre de los expresidentes, advirtiendo que no se debía abandonar al pueblo nicaragüense. “No dejemos sola a Nicaragua que nos pide el amparo aunque sea de la palabra”, expresó Lacalle, mientras otros exmandatarios, como el boliviano Jorge Tuto Quiroga, condenaron en términos particularmente fuertes al régimen orteguista, al que el exprimer mandatario de Bolivia calificó como “monárquico, nepótico y despótico”. Por su parte, la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, quien coordinó la reunión mientras se abordaba el problema de Nicaragua, expresó que este había estado invisibilizado hasta ahora y era necesario sacarlo a la luz. Y no obvió la expresidenta Chinchilla, denunciar que lo que habrá el 6 de noviembre será una farsa electoral.
Es evidente que el avance de la dictadura en Nicaragua está motivando cada vez más la atención de la comunidad internacional, que exige al régimen de Daniel Ortega el cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana. En estas circunstancias, como expresamos en el editorial del sábado 22 de octubre, el diálogo de la OEA con Daniel Ortega abre una oportunidad para rescatar la democracia, que ante todo es obligación de Daniel Ortega y para cumplirla únicamente debe de garantizar la celebración de elecciones libres, limpias, competitivas y confiables.
Sin embargo, como dijo Almagro en Miami, esto depende también de que los nicaragüenses se organicen, se unan y se movilicen de manera masiva y cívica por la restauración de la democracia.