Durante las últimas semanas hemos leído y escuchado en diferentes medios de comunicación, noticias y comentarios sobre la importancia de respetar “el Estado de Derecho” y esto me llevó a la tarea de auscultar en diferentes sectores de opinión, académicos, estudiantes, obreros del volante, amas de casa, líderes religiosos, y otros su conocimiento sobre este concepto, y las respuestas fueron variadas, disímiles y hasta inverosímiles algunas.
Un entrevistado me dijo por ejemplo que era un Estado con derechos. Otro que era el respeto a las leyes por parte de un Estado, y alguien afirmó que era el Estado caminando por la derecha y no por la izquierda, así como otras respuestas que me llevaron a la conclusión que existe confusión sobre los nuevos conceptos de democracia, solidaridad y bien común, y que van más allá del concepto de Estado de Derecho de mediados del siglo pasado.
Un jurista alemán afirma que el verdadero Estado de Derecho no es solo un concepto jurídico, sino que se convierte en un Estado social de derecho que implica el fundamento de las leyes de orientar sus acciones en un orden capaz de realizar la justicia social y la seguridad, que ayude a combatir la miseria y la pobreza, la reducción de las diferencias sociales, el respeto a la seguridad social, la equidad jurídica, el bienestar y la distribución justa de los bienes.
La última reforma constitucional estableció que Nicaragua se constituye en un Estado democrático y social de derecho que promueve la dignificación del pueblo, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la responsabilidad social, la preeminencia de los derechos humanos, y la ética y el bien común, compromiso que no solo corresponde al Estado.
El Estado Social de Derecho no implica únicamente una relación unilateral con los dirigentes de un país sino es responsabilidad de todos los ciudadanos de involucrarnos en la aplicación del mismo en sus familias, su comunidad, centros de estudios, o de trabajo, sociedades civiles, pequeñas, medianas o grandes empresas, en su entorno social, en organizaciones desde un sindicato, cooperativas etc. para promover un cambio profundo en la forma de ser del nicaragüense haciéndolo más partícipe en la defensa de sus derechos, deberes y garantías.
Los principios de dignidad humana, libertad, solidaridad, equidad, respeto, y otro no solo deben estar limitados a una demanda o reclamo frente al Estado sino ante la misma sociedad que por la falta de estos valores deteriora sus cimientos y se sumerge en un terrible y dramático egoísmo.
El Estado Social de Derecho no es un concepto únicamente del ámbito jurídico o político, sino la apropiación de los ciudadanos de exigir sus derechos, y respetar los derechos de los demás y cuyo menoscabo observamos en hechos cotidianos que van desde la falta de un debido proceso en el orden judicial, la violencia intrafamiliar, o la falta de cortesía al conducir o la estridente bocina sonando del conductor trasero, no alterar las pesas o los precios en los mercados, lanzar basura a las calles o los cauces, respetar la autoridad de los profesores en escuelas o universidades y un sinnúmero de situaciones que se repiten a diario en un menosprecio de nuestros derechos en diferentes estratos de la sociedad.
Es necesario rescatar el verdadero concepto del Estado Social de Derecho de su connotación meramente política y convertirlo en un compromiso promoviendo su verdadero significado y aplicándolo, para derivar de ello en un mayor desafío y esfuerzo para restaurar la democracia y exigir el respeto de la misma.
El autor es docente en ciencias políticas y periodista