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A un paso de la victoria de Clinton

Cuando solo faltan 11 días para la elección en los Estados Unidos, la mayoría de las encuestas dan como un hecho la victoria de la señora Clinton. Lo que significará una tercera administración demócrata consecutiva. La gran diferencia que hay que examinar es la personalidad del actual presidente y la posible nueva ocupante de la Casa Blanca.

Obama es en esencia un académico, un hombre de carácter moderado, con inclinación de lo que antes se calificaba como izquierda. Un ser que tuvo el privilegio de convertirse en el primer presidente de origeafro- americano, haciendo realidad lo que aquel pastor bautista, originario de Atlanta y líder de los derechos civiles, Martin Luther King Jr. en el verano de 1963 ante 250 mil personas había expresado como un sueño.

Clinton siendo abogada y dedicada toda su vida a la política, ante todo y sobre todo es “un halcón”, pero no cualquier halcón, es un “halcón peregrino” considerado una de las aves más rápidas en el mundo ya que en caída es cuando alcanza su máxima velocidad y aumenta su aceleración por lo cual su rapidez se incrementa en el descenso.

Clinton tiene una doble meta que cumplir. En primer lugar, su historial nos hace concluir que será una “dama de hierro”. Una especie de la histórica líder del Partido Conservador inglés, Margaret Thatcher quien gobernara al Reino Unido desde 1979 a 1990, y quien personalizó el más grande error de cálculo en la historia de los militares argentinos al desembarcar en dichas islas, un 2 de abril de 1982, creyendo que estaban ante una mujer débil y confiando en lo lejano de Inglaterra; resultando todo lo contrario.

La otra gran meta de la señora Clinton, si se logra coronar presidente, es dejar claramente abierta todas las puertas y todas las posibilidades para que la mujer en los Estados Unidos, de ahora en adelante, pueda ocupar cualquier posición o cualquier cargo.

Tal como va la campaña, hay otro panorama que se puede presentar. El campo republicano hoy por hoy aparece totalmente dividido. La lucha entre la alta dirigencia del partido, personalizada en la figura del portavoz de la Cámara de Representantes Paul D. Ryan de Wisconsin, y Trump, puede concluir en la pérdida de ambas cámaras para ese partido y tres frentes de guerra que tendrían que atender; el nuevo gobierno demócrata que contaría con las dos cámaras; la división interna del partido; y, el descontento materializado (que no cesaría, probablemente aumentaría) de la frustración y la ira, de una clase media baja, blanca y de otros sectores, que tomó cuerpo en la personalidad de Trump.

La nueva presidenta contaría con un equipo conocedor de la región. Figura central de dicho cuerpo sería la puertorriqueña María del Carmen Aponte, actual vicesecretaria de Estado, exembajadora en El Salvador y del círculo íntimo de la familia Clinton.

En el caso nuestro, la nueva administración tendría, además de la propuesta ya presentada, un endurecimiento de las misma que pudieran hacerle en el Senado a lo que se da en llamar el “Nica Act”, senadores como Bob Menéndez, hombre clave en el Comité de Relaciones Exteriores y Marco Rubio, pero sobre todo el mismo Tratado de Libre Comercio en el que Nicaragua tiene un lugar preferencial.

La ventana abierta por el gobierno y la OEA de un diálogo como medio para resolver las controversias y los conflictos, solo puede ser rechazada únicamente por insensatos como fue calificado en un editorial de LA PRENSA. La oportunidad no puede desaprovecharse. Hay que lograrlo por el bien de Nicaragua.

El autor es abogado.

Opinión Barack Obama Clinton-Trump EE.UU. Ley Nica Act archivo
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