En las últimas elecciones presidenciales, noviembre de 2011, doña Irinea Mejía Cruz perdió a su esposo, José Mercedes Pérez Torres, y a sus hijos, Elmer Liborio y Josué Sael Torres Cruz. Después de las 9:00 de la noche del martes 8 de noviembre, dos días después de las votaciones, fueron acribillados por el entonces secretario político del FSLN en San José de Cusmapa, José de Jesús (Gersan) Herrera Zepeda y el delegado municipal del Consejo Supremo Electoral (CSE), Eusebio Cruz Montenegro, un grupo de policías y simpatizantes del partido rojinegro.
El pecado de Pérez Torres y sus hijos fue protestar por la falta de cédulas.
Este domingo, cuando se están realizando las votaciones de 2016, doña Irinea amaneció con un sentimiento triste, de melancolía. “Me parece como que fuera el día en que les sucedió eso (asesinato), me siento como presionada, no sé cómo, como si ellos andan en el campo trabajando. En días así, los espero, como que si ellos ya van a venir, pero al mismo tiempo recuerdo que no hay nada”, expresó doña Irinea a LA PRENSA, este domingo por la tarde.
Ella, ni nadie de su familia, fueron a las urnas. “No tengo voluntad de ir a votar”, afirmó.
Doña Irinea aconseja a sus tres hijos que aún viven cerca de ella, en la comunidad indígena El Carrizo, municipio de San José de Cusmapa, Madriz, y también a sus nietos, que no se metan en nada de política, porque no los quiere perder a ellos también. “¿Con quién me quedo si me les pasa algo?”, indicó.
El Ministerio de la Familia (Mifamilia) apoya ocasionalmente con 5,000 córdobas a doña Irinea, razón por la cual ha recibido críticas de parte de la misma comunidad de El Carrizo y de líderes liberales. “Me acusan de ser sandinista y yo no soy sandinista. No soy de ningún color político. Solo le sirvo a Dios. Perdono a las personas que me critican”, dijo. Aunque en 2014 esta institución le había suspendido la ayuda.
Del proceso electoral que se realiza hoy y del presidente Daniel Ortega dice que no piensa nada. “Hoy es un día cualquiera para mí. Triste tal vez, desde ayer (sábado), pensando en mi marido y en mis hijos muertos. Y en los que tengo vivos, que no me les vaya a pasar nada”, finalizó.
Impunes
El crimen de José Mercedes Pérez Torres y a sus hijos Elmer Liborio y Josué Sael Torres Cruz quedó prácticamente en la impunidad. Los acusados fueron condenados solo a tres años y medio de cárcel y, para agravar la burla judicial, cumplieron la pena en celdas preventivas de la delegación policial de Somoto, con todas las comodidades: Televisor, buenas camas, visitas conyugales de amistades y familiares, buena comida, entre otros beneficios.
Después de salir en libertad, los condenados viven siempre en San José de Cusmapa, siguen ligados al FSLN y caminan con tranquilidad por las calles. “Eso no está pero ¿qué va a hacer uno?. El otro día me encontré en un bus con Eusebio Cruz (Montenegro) y cuando me vio bajó la cabeza y se tapó la cara con una gorra. Tan siquiera deberían de respetar, que estén libres pero que los manden a otro lado”, se quejó doña Irinea.