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deudas de Ortega

Hasta el 2014, habían 2.98 millones de nicaragüenses ocupados, de los cuales solo 710,071 estaban afiliados al Instituto Nicaragüense de la Seguridad Social (INSS).LAPRENSA/ARCHIVO

Empleos y salarios de calidad, las deudas de Ortega

En los últimos cinco años la economía de Nicaragua ha crecido en promedio 5.2 por ciento. Este crecimiento, sin embargo, contrario a lo que se esperaría de cualquier economía en crecimiento, no ha sido capaz de producir empleos de calidad

En los últimos cinco años la economía de Nicaragua ha crecido en promedio 5.2 por ciento. Este crecimiento, sin embargo, contrario a lo que se esperaría de cualquier economía en crecimiento, no ha sido capaz de producir empleos de calidad, sino que por el contrario la informalidad se ha incrementado, el poder de compra de los nicaragüenses ha permanecido estancado —está casi a niveles de 2006— y la productividad ha declinado.

Peor aún, la estructura productiva nicaragüense continúa sin modernizarse, lo que demanda una millonaria inversión para afrontar los desafíos que supone el cambio climático, el vaivén de los precios internacionales y la creciente ola de medidas proteccionistas en el comercio mundial, particularmente en aquellos mercados donde Nicaragua vende gran parte de su producción exportable.

Todo lo anterior, según coinciden economistas, son tareas pendientes de la administración del gobierno sandinista, que dirige el presidente inconstitucional Daniel Ortega, que hoy en un proceso que ha sido calificado como “farsa electoral”, se reelegirá para otros cinco años en el poder.

El exministro de Hacienda y Crédito Público, Mario Arana, asegura que de entrada el gran desafío de Ortega será mejorar la calidad del crecimiento económico. “No basta con crecer, es importante la calidad de ese crecimiento, y ese crecimiento tiene que modernizar el país y tiene que crear empleos formales. Los datos son (reflejan) que ninguna de las dos cosas están pasando”.

Y es que cuando Ortega recibió el poder en 2007, la informalidad en Nicaragua era de entre el 55 y 60 por ciento, pero hasta marzo del año pasado —el dato más actualizado dado a conocer por la empresa privada— esta superaba el 80 por ciento de la economía.

El rostro más visible de esta creciente informalidad es que millones que están en el mercado laboral no gozan de prestaciones sociales, particularmente de la Seguridad Social. Hasta el 2014, habían 2.98 millones de nicaragüenses ocupados, de los cuales solo 710,071 estaban afiliados al Instituto Nicaragüense de la Seguridad Social (INSS).

La mayoría de los que están en el mercado laboral están creando sus propios empleos con ingresos extremadamente bajos y de baja productividad. “La proporción de empleos informales en la actualidad en términos de la Población Económicamente Activa es mayor que lo que era hace diez años, entonces hay algo que hay que analizar del porqué esto está ocurriendo”, enfatiza Arana.

El economista Alejandro Aráuz explica que sumado a la caída de la productividad y la baja calidad del empleo, que se ha generado en los últimos años, han impactado fuertemente el poder de compra de los nicaragüenses, el que se ha estancado o deteriorado pese a que ha habido crecimiento económico.

Según datos del Banco Central de Nicaragua, el salario real promedio del empleo formal a julio de este año se situó en 4,473 córdobas, por debajo de los 4,823.9 córdobas de 2006. Esto equivale a un deterioro de 7.2 por ciento.

El actual poder de compra representa el 35.91 por ciento del costo total de la canasta básica hasta septiembre de este año, el que alcanza los 12,452.78 córdobas.

Estructura económica sin modernizarse

Pero Arana señala que la actual administración tampoco ha logrado modernizar la economía y muestra de ello es que en lugar de ir reduciéndose la dependencia de la agricultura y avanzar hacia actividades más sofisticadas, esto no está ocurriendo. “Nosotros necesitamos agroindustrializarnos e industrializarnos más, mejorar los rendimientos en la agricultura, que no ocurre en todos los sectores”, afirma.

Para eso se requiere abaratar la energía, tecnificar la mano de obra, reducir los costos del salario social, aumentar la inversión en infraestructura productiva y de puertos, señala. Al respecto, Aráuz recuerda que Nicaragua continúa teniendo los niveles de inversión extranjera directa más bajos en Centroamérica, pero para lograr aumentarla se necesita que el país retorne a la institucionalidad.

Aráuz teme que ante la imposibilidad del Gobierno de producir empleos de calidad, miles de nicaragüenses continúen emigrando en los próximos años.

Más deudas

Otra tarea pendiente de Daniel Ortega es aumentar la inversión en educación, la que en los últimos años como porcentaje del PIB se ha mantenido estancada.

El economista Mario Arana recuerda que según Naciones Unidas en la educación básica se debería invertir al menos el seis por ciento del PIB para reducir pobreza, pero en Nicaragua se ha mantenido a niveles del tres por ciento.

De hecho si bien entre 2009 y 2014, la tasa de pobreza cayó de 42.5 por ciento a 29.6 por ciento, la calidad de los nuevos no pobres ha generado dudas.

 

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