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Ortega

Durante los 16 años en los que el Frente Sandinista perdió el poder, le tocó ser oposición. Y en todos usó la misma estrategia política: gobernar desde abajo. LAPRENSA/ARCHIVO

Cuando Ortega gobernó “desde abajo”

La Piñata, el pacto y las asonadas caracterizaron al Frente Sandinista y a Daniel Ortega mientras fue oposición durante lo que ellos llaman los “16 años de neoliberalismo”.

La mañana del 26 de febrero de 1990 fue sombría. El Frente Sandinista era un animal herido por la derrota electoral ante la Unión Nacional Opositora. Un bigotudo y cabizbajo Daniel Ortega Saavedra, con micrófonos al frente en la Plaza de los No Alineados Omar Torrijos, pronunciaría uno de los discursos más memorables de su vida política, que, más que un discurso, aquello en realidad fue una sentencia: “Vamos a gobernar desde abajo”, dijo. Así lo hizo.

A partir de ese día empezaron los famosos “16 años de neoliberalismo”. Sí, esos de los que tanto hablan los defensores recalcitrantes del Frente Sandinista; los apagones en el tiempo de Enrique Bolaños, la lucha por el 6 por ciento de las universidades durante el período de Violeta Barrios de Chamorro, la corrupción del gobierno de Arnoldo Alemán, etc.

Durante los 16 años en los que el Frente Sandinista perdió el poder, le tocó ser oposición. Y en todos usó la misma estrategia política: gobernar desde abajo.

La Piñata

Se le denominó “piñata” a la rapiña que el gobierno sandinista ejecutó para trasladar miles de propiedades estatales de todo tipo a manos privadas una vez que conoció que había perdido las elecciones el 25 de febrero de 1990. Después de esas elecciones de 1990 al Frente Sandinista le quedaban aún tres meses de poder y la alta dirigencia del Frente Sandinista impulsó la apropiación de propiedades y empresas confiscadas a Somoza y sus allegados, para repartirlas entre ellos, principalmente, a través de la Ley 85 y 86.

Sin embargo, esta ley también contemplaba la legalización de las tierras entregadas a los campesinos a través de la Reforma Agraria por la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional en 1981. “Yo creo que era legítimo y necesario. Porque era un proceso de distribución social de la propiedad”, explica Dora María Téllez, excomandante guerrillera del Frente Sandinista. Sin embargo, cuando se refiere al otro lado de la piñata dice que “eso representa uno de los factores del colapso ético más grandes que sufrió el sandinismo. Y a partir de ahí entró en el Frente Sandinista la corrupción y la falta de ética en la administración pública”.

El sociólogo y economista, de origen sandinista, Oscar René Vargas, opina que después de la piñata “la parte ética y moral del Frente comenzó a cuestionarse”. Vargas explica que el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, que ganó las elecciones en 1990, quiso “echar atrás” la Ley 85 y 86, lo que “provocó movilizaciones sociales en contra del Gobierno, ya que solo una parte de la Ley había sido utilizada para apropiarse de empresas y propiedades para altos miembros del Frente Sandinista. Y si se echaba para atrás toda, los campesinos perderían las tierras que se les había entregado. Para Vargas, el error que cometió el gobierno de Barrios de Chamorro fue querer revertir toda la Ley.

“Dentro del gobierno de la señora Chamorro había gente antisandinista hasta la muerte, que quería acabar con el sandinismo. Esa fue la lectura que se dio y se protestó. La protesta subió de nivel y la Policía se enfrentaba con la gente, con los trabajadores y hasta hubo muertos. Entonces el Gobierno tuvo que ceder”, dice el sociólogo.
Dora María Téllez en ese entonces aún pertenecía al Frente Sandinista; sin embargo, ella se enteró de la piñata mucho tiempo después. “Nadie me iba a decir a mí: “Fijate que me estoy robando 10 mil dólares”, bromea.

Los apagones de Bolaños

Yesenia Rivera Chavarría, junto a su hija de 3 años Judith Suazo Rivera, cenan en su casa de habitación en el barrio Batahola Norte, bajo la luz de una vela, producto de los apagones que se realizaron la noche del 2 de junio, 2006. GERMAN MIRANDA/LA PRENSA
Durante el gobierno de Enrique Bolaños el país entró en una crisis energética. LAPRENSA/Archivo

Durante la recta final del gobierno de Enrique Bolaños se presentó una crisis energética mencionada en innumerables ocasiones por los miembros del Frente Sandinista. Oscar René Vargas explica que los apagones se dieron porque Bolaños nunca invirtió en energía y por esto se llegó a la crisis. “En el tiempo de Bolaños había dos problemas: había menos producción y la distribución de energía era mala”, explica Vargas.

Semanas antes de las elecciones en noviembre de 2006, Enrique Bolaños quiso resolver la crisis energética contratando una barcaza generadora de energía; sin embargo, la Contraloría de la República y la Asamblea Nacional, lideradas entonces por el Frente Sandinista, no autorizaron la contratación de la barcaza para solucionar el problema de energía.

“El presidente Enrique Bolaños trasladó ayer la responsabilidad de solucionar la crisis energética a los diputados de la Asamblea Nacional y a la Contraloría General de la República, al afirmar que le corresponde a esas instituciones autorizar al Gobierno la contratación de una barcaza generadora de energía”, escribió el diario LA PRENSA entonces.

El objetivo de esto era que los apagones continuaran para que la gente siguiera protestando y pronunciándose en contra de la gestión de Enrique Bolaños y así mostrar que no fue capaz de solucionar la crisis energética en el país.

Las asonadas

(foto de archivo) Universitarios encapuchados lanzando morteros, nov 22 de 02. LA PRENSA /jv
Una de las constantes asonadas organizadas por el Frente Sandinista era la de los estudiantes reclamando el 6 por ciento para las universidades. LAPRENSA/Archivo

Cuando Daniel Ortega dijo que gobernarían desde abajo no estaba mintiendo. Las asonadas se convirtieron el en instrumento que Daniel Ortega utilizó para arrancarle concesiones a los gobiernos liberales. Roberto Orozco, periodista y consultor independiente en temas de seguridad trabajó en el diario LA PRENSA desde 1988 hasta 1996 y le tocó cubrir prácticamente todas las asonadas que se dieron en Managua durante esa época. “Las asonadas fueron el estilo que definió la relación política entre Gobierno y oposición”, dice Orozco.

Dentro de cada grupo sindical, de transportistas, de universitarios, de expolicías, de exmilitares, ahí estaba el Frente Sandinista. Y se aprovechaban de esto cada vez que querían sentarse a negociar con el Gobierno. La lógica era: “Queremos hablar, queremos negociar, paralicemos el país” y sacaban provecho de la más mínima excusa para hacerlo. “Se utilizaban las movilizaciones sociales para presionar en alguna negociación que se estaba haciendo con el gobierno de turno”, señala Oscar René Vargas.

Una de las asonadas más significativas ocurrió durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, cuando unos 90,000 trabajadores apoyados por el Frente Sandinista salieron a las calles para exigir la recontratación de quienes habían sido despedidos como parte de su política de reducción de costos. Quemaron llantas, se tomaron edificios estatales, pusieron barricadas por toda Managua. Esta asonada cerró el aeropuerto, el correo y el servicio telefónico, dejó sin energía eléctrica y agua a un millón de personas, según La Trinchera de la Noticia. Al final todo acabó como el Frente Sandinista lo esperaba: en negociación.

Roberto Orozco, asegura que Humberto Ortega, entonces comandante del Ejército, dijo a Antonio Lacayo, ministro de la Presidencia de Barrios de Chamorro, que podían negociar cualquier cosa, menos las fuerzas armadas de Nicaragua: el Ejército y el Ministerio de Interior.

“La estrategia de Ortega era crear una presión con las organizaciones sociales que dependían del Frente Sandinista para lograr obtener ventajas y negociaciones con el Gobierno”, manifiesta Dora María Téllez. “Debo decir que durante el gobierno de doña Violeta, el Frente Sandinista jamás —y esto te lo digo con todo conocimiento de causas— jamás perdió el control de la Policía y el Ejército de Nicaragua. A través de una camada de guerrilleros que tenían los mandos de estas dos instituciones logró mantener el control”, explica Orozco.
Los grandes instrumentos para crear asonadas fueron:

1. El 6 por ciento:

( Foto de archivo) Daniel Ortega , disparando morteros durante manifestacion, 15 de febrero de 03. LA PRENSA /jv

El 6 por ciento de las universidades fue impuesto por el Frente Sandinista a raíz de la pérdida de las elecciones en 1990. Y en los años posteriores, durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, se dieron numerosas asonadas en las que participaban los estudiantes exigiendo que se respetara el presupuesto universitario. “Era una violencia extrema que se manifestaba de manera general. Los estudiantes eran una fuerza beligerante en ese momento”, señala Roberto Orozco.

La excomandante guerrillera Dora María Téllez está de acuerdo con que algunas asonadas por el 6 por ciento universitario eran legítimas, porque alguna vez hubo un “estira y encoge” del dinero estudiantil. Sin embargo, también se organizaron marchas para que el 6 por ciento se calculara de todos los ingresos y egresos del país, incluyendo préstamos y donaciones que llegan del extranjero. Pero en realidad debe hacerse de los ingresos ordinarios, porque si se hacía de los ingresos y egresos, afectaría algunos fondos destinados para pagar la deuda externa y otros para proyectos específicos.

“Las huelgas las empezaban la UNAN y la UCA. Después se les sumaba la UNI y las otras, que es donde tenían presencia estudiantes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), controlada esencialmente por el Frente Sandinista”, explica Orozco.

UNEN era el brazo que el Frente Sandinista tenía dentro de las universidades. Si querían subir la tarifa del transporte, si querían privatizar el transporte, si no daban el 6 por ciento… ahí iban los estudiantes a protestar, con morteros, barricadas y entrenamiento militar, organizados por el Frente Sandinista.

2. Los parrales Vallejos:

Un ciclista, cruza la muralla de humo, producida por las llantas que encendieron frente a la cooperativa de buses Parrales Vallejos, los trabajadores de esa empresa, durante el primer dia de protesta que lleva a cabo el sector transporte por el alza del combustible y el incumplimiento del gobierno con ese sector empresarial. GERMAN MIRANDA/LA PRENSA

La Cooperativa Parrales Vallejos se formó con la privatización de los buses estatales del transporte colectivo una vez que el Frente Sandinista perdió el poder. Estaba integrada por militantes sandinistas, generalmente exmilitares, que no pocas veces “incendiaron” Managua en reclamos de todo tipo.

“La característica de los Parrales Vallejos es que los buseros eran exmilitares que provenían de las fuerzas especiales del Ministerio del Interior y del Ejército. Y este brazo convertía la protesta de los transportistas en una asonada real. Tenían una fuerza organizativa y capaz de planificar desestabilización total. Paraban el país”, dice Orozco.

Durante estas asonadas literalmente todo dejaba la estabilidad. Los estudiantes no iban a clases, la Asamblea dejaba de funcionar, había balaceras, muertos, se enfrentaban a la Policía con armas y todo. Todavía hoy hay policías lisiados y se cuentan muertos por aquellas asonadas.

El Pacto

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Arnoldo Alemán y Daniel Ortega pactaron en 1999 para repartirse el poder. LAPRENSA/Archivo

Igual o más famoso que el Pacto de los Generales, que firmó Anastasio Somoza García con Emiliano Chamorro en 1950, es el pacto entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán en 1999. Si entre los generales Somoza y Chamorro el pacto consistió en repartirse los cargos del poder entre los partidos Liberal y Conservador, entre Ortega y Alemán fue exactamente lo mismo. “El pacto” fue una repartición de cargos que diseñó un esquema bipartidista nuevamente, donde el PLC quedaba en ligera mayoría.

“Alemán quería tener una diputación al salir de ser presidente y en la Constitución no estaba contemplado e hicieron una reforma. A cambio de eso, Alemán cedió a que el Frente tuviera magistrados en la Corte Suprema de Justicia, en el Consejo Supremo Electoral y en la Contraloría de la República”, explica Oscar René Vargas.

Según el sociólogo, los cálculos de Alemán apuntaban a que, aunque Enrique Bolaños ganara, él seguiría mandando desde la Asamblea Nacional y desde ahí podría controlar a Bolaños. Dicho y hecho. Alemán fue nombrado presidente de la Asamblea gracias a que tenía los diputados suficientes por el pacto con Ortega y quiso empezar a pasar leyes que limitaran las acciones de Bolaños, ya que aliado con el Frente, tenía el número de diputados necesarios para hacerlo. Pero Bolaños se molestó y lo acusó por el dinero que Alemán se había robado durante su gestión. “Para poder hacer eso va a aliarse con el Frente para fregar a Alemán. Le abre el juicio a Alemán y para poder enjuiciarlo busca a Ortega”, explica Vargas. Con ayuda del Frente Sandinista Arnoldo Alemán fue enjuiciado, pero recibió casa por cárcel. Y Daniel Ortega aprovechó el proceso contra Alemán, que él siempre controló, para quitarle cuotas de poder y revertir la proporcionalidad del pacto, del tal forma que el Frente Sandinista pasó a ser mayoría y, con el tiempo, dueño absoluto de todas las estructuras del Estado.

Parlamentarismo

Asamblea Nacional. LA PRENSA/Archivo

Si hay algo que caracteriza a Daniel Ortega y al Frente Sandinista, según Dora María Téllez, es el hecho de que su línea doctrinaria ha sido moverse de acuerdo con el oportunismo político.

Por ejemplo, en una entrevista para Esta Semana con el periodista Carlos Fernando Chamorro, Ortega aseguró que el poder ejecutivo debería estar sometido a la Asamblea Nacional, que el presidencialismo y la centralización del debía acabar. Para ser más específicos, dijo: “Lo que tenemos que hacer es buscar cómo cambiar el sistema, porque desgraciadamente la Asamblea tiene mucha influencia del Ejecutivo. Por el peso que tiene el presidencialismo te debilita la Asamblea, te debilita todos los poderes”. Ortega, actual presidente de Nicaragua, tiene bajo su control a la Asamblea Nacional y los poderes del Estado. “Cuando gobernaban desde abajo, querían parlamentarismo, y cuando gobiernan desde arriba, quieren un excesivo presidencialismo”, dijo a un medio local (El Nuevo Diario), el entonces diputado del ALN, Eduardo Montealegre.

“Su orientación es el oportunismo político. Por eso hace una cosa y después hace la contraria”, explica Dora María Téllez, quien además evidencia que a pesar de que Ortega antes se opuso al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta), posteriormente “en 2004 les dijo buitres al Cosep y tres años después estaba estableciendo un modelo de poder compartido con los ‘buitres’”, menciona Téllez, refiriéndose a 2004, cuando Ortega llamó “buitres” a los miembros del Cosep por confiscar las propiedades de los campesinos. “No hemos escuchado la voz del Cosep (para defenderlos) y lógicamente no la vamos a escuchar, porque ellos se benefician. Están como los buitres, listos para caerles a las propiedades de los campesinos que no pueden pagar la deuda, como los movilizados de la Resistencia… y no hemos escuchado ni una sola palabra de los buitres del Cosep”, dijo Ortega entonces.
Dora María Téllez concluye con que, en realidad, la gestión de Ortega es una continuidad de los 16 años de neoliberalismo. “Es tan exitosamente neoliberal que el Fondo Monetario Internacional le pone buenas notas cuando viene”, sentencia la excomandante.

Las contradicciones de Ortega:

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Marchas: Cuando el FSLN era oposición, Ortega estaba de acuerdo e incluso realizaba huelgas y manifestaciones en contra del Gobierno. Hoy reprime todo intento de manifestación pacífica con apoyo de la Policía Nacional y miembros de la Juventud Sandinista.

Parlamentarismo: A pesar de que ahora desde la Presidencia tiene total control de la Asamblea y los poderes del Estado, durante su etapa como opositor, promovió la lucha contra el presidencialismo.

Privatización del transporte: Durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro el FSLN salió a las calles para manifestar su inconformidad hacia la privatización del transporte; sin embargo, se le dio una concesión a la empresa MPeso para que administre el pasaje electrónico durante 15 años.

Críticas al Cafta: Al comienzo criticaron el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta) y luego negociaron su aprobación para mostrar que ellos no estaban en contra de los intereses de Estados Unidos.

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COMENTARIOS

  1. el carolingio
    Hace 7 años

    Y antes decia “nosotros los revolucionarios,estamos en contra del oportunismo” y miren la joya en que se ha convertido

  2. Autentico Wicho
    Hace 7 años

    Muy bueno. Todo lo viví.

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