El 2016 será un recuerdo de matices diferentes para cada uno de los big leaguers nicas.
Para Cheslor Cuthbert se trata del inicio de su carrera, que podría ser prometedora. Fue estupendo verlo desempeñándose con soltura en el mejor beisbol del mundo.
Erasmo Ramírez batalló tratando de adaptarse a un rol para el cual su brazo no estaba habituado. Y cuando se le planteó abrir, sus energías habían menguado.
Juan Carlos Ramírez pasó de ser botado por los Rojos, a redescubrir su gran talento con los Ángeles. Su fuerte cierre dejó atrás un pasado plagado de incertidumbre.
Sin embargo, lo esencial será descubrir qué viene ahora para cada uno de los big leaguers pinoleros en el 2017. Es difícil anticiparse, pero creo que será mejor.
Cuthbert intentará convertirse en un segunda base solvente. Tiene las herramientas y un bate sólido, lo que constituye una joya preciada si juega la intermedia.
Erasmo debe volver a iniciar juegos. No tiene el fuego de un relevista. Lo suyo es abrir, graduar su esfuerzo, alterar el ritmo y sacar de balance. En eso es artista.
J. C. debe ser un ensayo interesante como abridor. Tiene la potencia y ha ampliado su repertorio. Lanza slider y splitball, pero sobre todo, mejoró su comando.
Aún faltan tres meses para que se levanten las carpas en el entrenamiento primaveral, pareciera bastante tiempo, pero no lo es. Los tres tienen que trabajar ya.
Esta es la etapa del fortalecimiento y acondicionamiento físico. Luego vendrán los aspectos técnicos, pero la clave, será estar listo para cuando suba el telón.
Al menos yo, anticipo un interesante 2017.
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