Pese a que la presencia del pulgón amarillo aún “no amenaza” la producción de sorgo en el actual ciclo agrícola, la plaga debe ser identificada y combatida en las plantaciones en las que ya está presente. Además, deben aplicarse medidas preventivas para evitar que continúe propagándose.
“El riesgo real, de afectar en Nicaragua, es alto debido a que todos los materiales genéticos existentes pueden presentar el ataque de esta plaga en diversos grados de infestación y por otro lado las condiciones de escasez de agua y un manejo inadecuado de la planta que generalmente se utilizan en Nicaragua pueden contribuir a una alta incidencia de esta plaga”, explica Noé Montes, consultor del programa Impulsor, que ejecuta TechnoServe con apoyo de Cargill.
El programa ha encontrado brotes de pulgón amarillo incluso en lotes experimentales de sorgo, en los que se está controlando con agroquímicos. Pero según el especialista mexicano, los productores lo han reportado también en plantaciones de maíz y hortalizas.
Paquete tecnológico para combatir plaga
Para evitar pérdidas económicas considerables en la cosecha, el programa recomienda entre otras acciones: realizar muestreos en las plantaciones, destruir los restos de las plantaciones al concluir la cosecha, tratar la semilla con insecticidas para proteger las plántulas de este y otros insectos, utilizar las variedades resistentes, realizar control biológico a través del uso de depredadores y parásitos y combatir la plaga con los químicos adecuados.
“Como toda plaga nueva, desde su explosiva aparición en el 2013 en el noreste de México y en los Estados Unidos, el pulgón amarillo del sorgo ha disminuido su presencia en los lotes sembrados con sorgo, encontrándose en bajas poblaciones en épocas de siembra normales”, explica Montes.
Además, recomienda no alarmarse, porque a diferencia de lo que ocurre en México y Estados Unidos, en el país existe información suficiente para controlar esta plaga a través de un paquete tecnológico que incluye el buen manejo del cultivo, fertilización adecuada y control químico y biológico.
Según Montes, “esta plaga, al igual que muchas otras, ha venido a quedarse en las áreas productoras de sorgo y tenemos que convivir con ella, por lo que existe la necesidad de realizar cambios en el manejo del cultivo, que sin duda alguna serán de beneficio para los productores, ya que se requiere una mayor eficiencia en el uso de los recursos tanto naturales como económicos”.
No hay temor
Dirigentes de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos de Nicaragua (UNAG) confirman que en el caso del sorgo blanco o tortillero, el pulgón amarillo afecta principalmente plantaciones de comunidades de Estelí.
El problema, según Justo Pastor Mendoza, presidente de UNAG en ese departamento, es que el uso de los químicos que controlan la plaga elevan los costos de producción, ya que se deben invertir entre 650 y 1,500 córdobas por manzana para contrarrestar los efectos de la plaga y no todos los productores, que en este caso son principalmente de autoconsumo, están en capacidad de hacer esta inversión.
Por su parte, Francisco Vargas, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Sorgo (Anprosor), en declaraciones recientes a LA PRENSA descartó que el pulgón amarillo provoque afectaciones graves a la cosecha de este ciclo agrícola.