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Cartas al Director

Cartas al Director

Ver los centros de votación casi vacíos en Matagalpa, donde vivo, me satisfizo. Recorrí las calles y bastante gente me manifestó su inconformidad con el sistema político nicaragüense

Abstención descalificó sistema político

Ver los centros de votación casi vacíos en Matagalpa, donde vivo, me satisfizo. Recorrí las calles y bastante gente me manifestó su inconformidad con el sistema político nicaragüense, no solo antisandinistas, también antiguos militantes del FSLN.

Algunas amistades en las Juntas Receptoras de Votos (JRV) me confesaron que hubo votos válidos inferior a ciento cincuenta, como promedio, de cuatrocientas boletas. Me agradó porque fue una expresión cívica y no hubo violencia física, salvo algunas expresiones ofensivas en las redes sociales que, confieso, en algún momento provoqué consciente para observar reacciones culturales y medir cuánto hemos avanzado en la construcción del pensamiento respetuoso de otros criterios.

Sabía que Daniel Ortega y su esposa ganarían, por múltiples razones conocidas, principalmente el control que tienen sobre el Consejo Supremo Electoral (CSE) y la ausencia de partidos opositores verdaderos, pero la expectativa estaba en la cantidad de personas opuestas al proceso amañado y a políticos desprestigiados.

No votar o anular la boleta fue una expresión superando el deseo de agarrar las armas para lograr cambios. La mayoría dijo basta de dictadura, basta de corrupción, basta de miseria. Un buen paso para continuar tratando de crear un país sin zánganos gobernando. Confirman el fraude los resultados anunciados por el CSE que oculta la abstención superior al 50 por ciento.

Sergio Simpson. Director Centro de Comunicación y Estudios Sociales.

Ortega debe de oír los sonidos del silencio

La soledad y el silencio se apoderaron de la ciudad de León el domingo pasado 6 noviembre. De repente, las calles se quedaron casi totalmente sin vehículos ni personas, ni bullicio. Ni siquiera en un Viernes Santo se había observado esta escasez de movimiento. Parecía una ciudad fantasma. Y lo más llamativo era que en los centros de votación, donde se suponía que podría estar la gente, la presencia de personas votando era también muy escasa. En la mayoría de estos centros no había filas y en las pocas en que había, estas eran muy cortas. Fueron pocas las personas que acudieron a votar y fueron muchas las que se quedaron en sus casas.

Es muy llamativo que esto haya ocurrido en León, ya que es considerada uno de los principales bastiones del sandinismo. Y es más llamativo si se toma en cuenta las visitas casa a casa para promover el voto y las grandes presiones para que votaran los empleados públicos y los estudiantes becados de la UNAN-León, que fueron amenazados de perder su trabajo o sus becas, si no lo hacían. A mi modo de ver, el elevado porcentaje de abstención puede explicarse, en primer lugar, porque miles de nicaragüenses se quedaron sin opción electoral, y en segundo lugar porque las actuaciones de Ortega y Murillo en relación con el recién concluido proceso electoral sobrepasaron los límites que muchas personas se imponen, en materia de honestidad, de honradez, y esto incluyó a militantes sandinistas. Así, eliminar de la contienda al principal partido opositor, cancelarles el nombramiento como diputados a los miembros de ese partido y tratar de sinvergüenzas a los observadores internacionales fue una actuación que mucha gente puede haber considerado como demasiado sucia, como para embarrarse en ella mediante su participación en las votaciones y, quizás, hasta un acto de cobardía. Mi hipótesis es que la mayoría de los nicaragüenses prefieren jugar limpio y tienen sentido de honradez, que choca con una organización tan amañada de las elecciones.

Ortega y Murillo, que han puesto oídos sordos a la Conferencia Episcopal, a las recomendaciones de los observadores de la OEA y de la Unión Europea en previas contiendas electorales, están llamados a escuchar el silencio y la abstención observados el día de las votaciones. Constituyen una contundente desaprobación de parte del pueblo nicaragüense sobre su actuación, al menos en el plano electoral, que por honor les obliga a considerar la organización de nuevas elecciones, esta vez con árbitros imparciales y con plenas garantías para que la gente vote con libertad, ateniéndose solo a su conciencia y con la seguridad de que su voto será respetado. Mal hacen el comandante Ortega y la señora Murillo en inventar bajas cifras de abstención, pues de esa manera, además de ser considerados como fraudulentos en cuanto a organización de elecciones, serán también tenidos como mentirosos por la población, que tuvo ante sus ojos el vacío en las calles y en los centros de votación.

Arnoldo Toruño T.

A propósito de elecciones

Participé en el foro de Amcham del 6 de octubre 2016 con el excanciller nicaraguense y exembajador en EE.UU., señor Francisco Aguirre Sacasa, con presencia de la embajadora de Estados Unidos en Nicaragua, señora Laura Dogu, quien para mi sorpresa no dijo ninguna palabra —a pesar que el tema era “elecciones en EE.UU.” Presentes estaban, entre otros, el expresidente Arnoldo Alemán, custodiado por un alto militar; señor Edgar Tijerino, que no encontró ese día algo sobre deportes como beisbol y voleibol, señora Violeta Granera y el presidente de la junta directiva de Amcham, señor Roberto Samson Caldera.

Dijo el Sr. Aguirre que para Nicaragua lo importante de las elecciones “gringas” sería que ganara la señora Hillary Rodham Clinton. Lo que me sorprendió fue que como ha mencionado la señora Dogu, no estaba previsto en Nicaragua ningún debate televisivo con el tema “elecciones en Nicaragua”, antes del 6 de noviembre (por ejemplo con participación de un Byron Jerez o una Marta Mc Coy). Estoy de acuerdo.

Y por fin, ¿cuando será posible que los y las nicas viviendo en el exterior, sobre todo en Miami y Costa-Rica, también tengan derecho de voto como nosotros los suizos viviendo en el extranjero? Nosotros tenemos otra votación nacional importante el domingo 27 de noviembre del 2016, por la salida de la energía nuclear en mi país de origen, que en la opinión de la mayoría de los y las suizas no tiene sentido! Y, “last but not least”, en la primavera de 2017 serán las elecciones en Francia y en otoño en Alemania. Seguramente serán mas ordenadas que la campaña “cuasi sucia” que hubo en EE.UU.

Werner Horbaty

El voto del cardenal Brenes

Muchas críticas ha recibido el cardenal Leopoldo Brenes por salir a votar y apoyar la farsa electoral del dictador Daniel Ortega. Él es dueño de su propio miedo, como decía el Mártir de las Libertades Públicas, doctor Pedro Joaquín Chamorro, y es él quien cargará en su conciencia su buen o mal actuar. Con el caso del cardenal Miguel Obando se justifica porque tenía que proteger a su ahijado Roberto Rivas.

Cuando monseñor Brenes llegó de obispo a Matagalpa tuve el privilegio de trabajar con él. Siempre fue una persona intachable, con su papá y su mamá cuidándolo, un obispo humilde y peregrino. Perdí la pista de Polito cuando fue nombrado arzobispo de Managua, luego el papa Francisco lo nombra cardenal reponiendo a Obando que pasó a retiro y ahora todo era más difícil para sus antiguos amigos que queríamos verlo y saludarlo.

Cuando llegó a Matagalpa ya como cardenal realizó una conferencia de prensa en la sacristía de Catedral, mi gran sorpresa fue descubrir que su guardaespaldas disfrazado de periodista era un miembro de la supuestamente desaparecida Seguridad del Estado. Su misión es desprestigiar a como sea y a cualquier costo al cardenal Brenes y a la Iglesia católica; en la conferencia este agente del dictador no permitía que me dieran la palabra y tuve que asaltarla.

¿Qué trabajo diabólico han hecho con el cardenal para obligarlo a apoyar al inconstitucional e ilegal presidente? Todos sabemos que la luz no tiene nada en común con las tinieblas. Dios salve a Nicaragua, cuide nuestros obispos y a la Iglesia universal.

Leopoldo Villalta López.

Cartas al Director #EleccionesNi2016 Nicaragua archivo

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