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César Augusto Bravo

Nuevo historiador de Chontales

En la actualidad dedicarse por entero al oficio de escritor es una apuesta arriesgada. Los lectores o consumidores de cultura escasean y los intelectuales, simples o creadores, son cada vez más extraños. Contra toda lógica, este repliegue se produce exactamente cuando las tecnologías de la comunicación deberían facilitar la difusión de las ideas más allá de los reducidos círculos intelectuales y los recintos universitarios, empero, son estas nuevas tecnologías quienes mantienen a nuestra sociedad anclada a los teléfonos y ordenadores que no hacen otra cosa que evaporar la vida de quienes las usamos sin dejar en ello otro rédito que no sea la pérdida infructuosa de tiempo.

Sin embargo, esta tragicomedia de la comunicación no nace ni se agota en las desgastantes redes sociales ya que el antiintelectualismo, que es una forma absurda de populismo, también tiene casa en las universidades, pues ellas son cómplices conscientes del involutivo fenómeno sociocultural que están llamadas a cambiar.

A pesar de ello, y aunque cada vez más distanciado de la gran cultura, hay un microcosmos intelectual que subsiste gracias al esfuerzo y participación de unos pocos miembros. En esta atmósfera adversa para la creación intelectual o literaria, desde la provincia toma el reto Rafael Martínez Rayo (1943), reconocido y renombrado ganadero chontaleño a quien conocemos más como Payo Martínez, presentándonos hoy —12 de noviembre— Cuapa 1950-2000, 50 años de fervor, desarrollo y tradición.

El libro de título sugerente, constituye el gran esfuerzo que hizo su autor para dar coherencia histórica y dignidad social a los diversos fenómenos y acontecimientos que culminaron con la formación del municipio de Cuapa, Chontales.

La obra instituye una forma atípica de escribir historia. En sus más de 300 páginas y 11 capítulos el lector encuentra las facetas bien marcadas y diferenciadas de un cronista, un narrador y un historiador. El libro consta de una redacción sencilla y discurrir ameno. Payo Martínez dotó su obra de un lenguaje asequible que puede leer y comprender desde el niño de primaria hasta el universitario e intelectual más logrado.

En su obra el autor no se limita a ser un simple compilador de datos y hechos relevantes del pueblo, sino que rescata aquellos cuentos y leyendas que de niño cautivaron su imaginación y las lleva a las páginas de su obra para lanzarlas a la posteridad. Los sucesos anecdóticos que recoge de Chilano o Chilanillo Maltez son transformados en cuentos vernáculos de excelente narrativa que llevan al lector a un estado de risas y carcajadas incontrolables, haciendo que el lector no solo se ocupe de adquirir conocimiento sino que también se entretenga. En esta obra vemos a su autor pasar de lo serio y solemne a lo jocoso y divertido, de los mitos y leyendas a lo puramente histórico-científico.

Con su obra, vemos a Payo Martínez ser dueño de una verdadera conciencia y sentido histórico, sabe que como intelectual e historiador, al mostrarse atento y vigilante a la historia de Cuapa corría el riesgo de colapsar en el descrédito, condenando la obra a ser sepultada en la indiferencia del pueblo y al inexorable correr de los años.

Como muchos y buenos literatos, Payo Martínez es un escritor tardío que está plantando de cara a la tendencia facebookera y whatsAppera que son hacha y machete de los avances tecnológicos de
la comunicación y que, como en otrora lo hizo opio de la religión, nos está llevando a un nuevo oscurantismo.

 El autor es jefe de redacción de la revista literaria “Letras de Barro”.

Opinión Chontales escritor historiador archivo
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