Darwin Martínez se despidió ayer del Campeonato Mundial de Boxeo Juvenil de Rusia, al perder de forma apretada frente al uzbeko Otabek Kholmatov, quien se presentó con un boxeo tan difícil de pronunciar como su mismo nombre y se clasificó a los cuartos de final.
A Martínez hay que levantarle un monumento en honor a su valentía, que viene siendo su marca de presentación. Este lunes, sin embargo, se midió a un rival incómodo, de perfil zurdo y de mayor alcance, lo que le desfavoreció, porque raras veces pudo entrar en corto con contundencia, para desarrollar mejor su estilo de pelea.
Se sabía que luego de vencer en su primer combate al italiano Damiano Cordella, una gesta histórica pues nunca antes un nicaragüense había conseguido un triunfo en el Mundial Juvenil, Darwin iría encontrando en su camino a rivales de más experiencia y mayor calidad.
Después de un buen arranque de Martínez, con golpes en forma de “volados” que llegaron al blanco, Kholmatov tomó nota y haciendo uso de su jab de derecha fue marcando la distancia, al punto de tomar el control de los momentos de ataque en el cierre.
A pesar de todo, Darwin pareció salir bien librado de ese primer asalto, no obstante, efusivo como siempre, abrió el segundo round combinando en corto, pero Otabek lo descifró en la mediana y larga distancia, incorporando esta vez una modificación a su ataque: castigó abajo al nica para restarle oxígeno y movilidad, incluso, en par de momentos lo golpeó sin que este respondiera, proyectando una imagen de dominador absoluto.
El tercer round fue más bien parejo. Darwin, consciente de que había perdido el episodio anterior, salió desafiante, envalentonado, convencido de que una buena presentación le daría el resultado a su favor, en cambio, Kholmatov supo moverse y “puntear” sin prisa y dando tres o cuatro pasos atrás evitaba ser conectado por el pinolero, al que se le fueron cerrando los espacios.
Orgulloso
A pesar de la derrota y de estar fuera del Mundial de Boxeo Juvenil de Rusia, Darwin merece reconocimiento por haber marcado la historia con su primera victoria, y sobre todo, por haber llegado tan largo en un contexto de vida complicada.
“No hay motivo de tristeza. En la pelea de hoy (ayer) di lo mejor de mí. No estoy triste sino orgulloso porque en este torneo he crecido como boxeador”, dijo Darwin, tras el combate.