Todas las personas que tenemos un familiar enfermo estamos obligadas a ejercer vigilancia del cumplimiento del mismo y no olvidarnos que el mismo tratamiento médico puede ser causa de grave intoxicación y hasta muerte del enfermo.
Es el caso de los ancianos que son portadores del síndrome de fragilidad del anciano (viven solos, portadores de varias enfermedades, limitaciones culturales y socioambientales, etc.) que “les falla la memoria” y por este motivo repiten varias veces una medicación, por ejemplo, digoxina.
Resultado: intoxicaciones graves que requieren hospitalizaciones. Algunas veces los pacientes nos dicen que, “las pastillas no le funcionan” y no podemos olvidar la famosa frase del cirujano general de Estados Unidos: “Las pastillas no funcionan en los pacientes que no las toman”.
Esta conducta de no tomarse los medicamentos es conocida como “patrones de falta de adherencia al tratamiento”.
En una investigación en pacientes que sufrieron un violento infarto cardiaco se descubrió que una semana después de haber salido del hospital el 24 por ciento había dejado de tomar algún tratamiento y un mes después hasta un 34 por ciento.
Una estrategia que actualmente se propone es una especie de acróstico y se llama SIMPLE: Simplificar el régimen de tratamiento, Impartirle conocimiento al enfermo y sus familiares, Modificar el comportamiento y creencias del paciente, Proporcionar confianza y comunicación, Limitar prejuicios, Evaluar la adherencia.
Podemos facilitar el método SIMPLE recetando tratamiento de una sola pastilla (monodosis), envases personalizados, recordatorios telefónicos o por “mensajes”, tomar medicaciones por la mañana, darle al paciente tarjetas para llevar un control, usar un depósito ordenado de sus medicinas (pastillero).
Todos los familiares deben destinar un fondo de tiempo para ordenarle las medicinas al adulto mayor y cuando lo llamen para saludarlo preguntarle con cariño: ¿Ya se tomó su medicamento? Visite a su médico internista.
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