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Wilfredo Montalván

La OEA y la nueva era

Cuando César Gaviria, como secretario general de la OEA, dio a conocer en septiembre del 2001 la aprobación de la Carta Democrática por la unánime voluntad de los 34 países  allí representados, con exaltado entusiasmo proclamó, que dicho acto: “Ha marcado el inicio de una nueva era del Sistema Interamericano”. Luego agregó, entre otras bellezas, que en dicha Carta: “se encuentran el respeto  por los derechos humanos y las libertades fundamentales, la posibilidad de los pueblos de elegir a sus gobernantes y de expresar su voluntad a través de elecciones libres y justas”.

Han pasado quince años y los pueblos nicaragüense y venezolano, seguimos esperando que los responsables de aplicar estos principios fundamentales, pongan manos a la obra y se dejen de la retórica vacía que lo único que hace es sembrar la desconfianza y la falta de fe de nuestros pueblos en sus instituciones.

Los venezolanos, con la Constitución de su país en las manos, siguen esperando la realización del referendo revocatorio y la libertad de Leopoldo López y otros compatriotas suyos, que siguen injustamente encarcelados en una clara y flagrante violación de sus derechos humanos.

Los nicaragüenses, con todo el Sistema Democrático pisoteado por el dictador Daniel Ortega y sus corifeos, acaba de perpetrar el pasado 6 de noviembre la más grande farsa electoral que recuerdan los anales de la historia de los pueblos latinoamericanos.

En el caso de Nicaragua, ya desde el 15 de noviembre del 2011, el jefe de la Misión de Acompañamiento Electoral (MAE) de la OEA, Dante Caputo, señaló en su Informe las “anomalías, dificultades y situaciones preocupantes” de que adolece el Sistema Electoral Nicaragüense. Así es que en nada nos sorprenden los actuales resultados.

En la misma Carta Democrática, en sus 28 artículos existe ya el procedimiento que se ha de seguir en caso un Estado Miembro viole los principios establecidos en el documento. Por ejemplo: El arto. 21 señala claramente el procedimiento para la suspensión de un “Estado Miembro del ejercicio de su derecho de participación en la OEA ‘cuando’ se ha producido la ruptura del orden democrático” como es el caso de Nicaragua.

Que no nos vengan con el cuento de la no intervención o el injerencismo a que siempre recurren los gobiernos tiránicos, porque como dijo en una memorable ocasión el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez (q.e.p.d.): “La no intervención no debe de servir para alcahuetear dictaduras”.

Los nicaragüenses vimos con exultante alegría y esperanza los primeros pasos que dio el actual secretario general de la OEA, Luis Almagro, en relación con el caso de Venezuela, pero sus últimas acciones nos hacen temer si como dijo la republicana, digna representante del pueblo norteamericano, Ros Lehtinen,  “¿no será que la OEA está volviendo a las andadas?”

Exhortamos muy respetuosamente al hijo de la patria de Artigas, don Luis Almagro, a no desmayar en su esfuerzo de saciar la sed de democracia de nuestros pueblos, pues ellos son eternos mientras que las tiranías corruptas y corruptoras, todas, sin excepción, no pasan ni pasarán de ser transitorias.

El autor es periodistas y Secretario General de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE).

Opinión Carta Democrática OEA y la nueva era archivo

COMENTARIOS

  1. alfer51kw
    Hace 7 años

    Soy Nicaraguense en el Extranjero y no se donde radica esa tal Asociacion.

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