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“Desgraciadamente cuando se dio esa visita, la OEA estaba presidida por el señor José Miguel Insulza. El problema con Insulza es que era medio dariano en el sentido que cuando debía venir, no venía, y a veces venía sin deber, es decir, sin tarea”, recordó el excanciller Norman Caldera. LAPRENSA/ARCHIVO

Insulza dejó un sinsabor en 2005

José Miguel Insulza, quien fungía como secretario general de la OEA dejó un “sinsabor con su misión” en Nicaragua asegura el excanciller, Norman Caldera.

La última vez que la Organización de Estados Americanos (OEA) fue convocada para fungir como mediador en Nicaragua fue en 2005, cuando el pacto político entre el Frente Sandinista y sus socios del Partido Liberal Constitucionalista tuvo a punto de derrocar al presidente Enrique Bolaños.

Una visita que a juicio del entonces canciller de Nicaragua —durante la administración de Bolaños—, Norman Caldera, dejó un “sinsabor”.

Lo anterior, porque las autoridades del organismo regional en ese entonces, desde la perspectiva de Caldera, no defendieron con firmeza la democracia amenazada en ese momento en Nicaragua.

“Desgraciadamente cuando se dio esa visita, la OEA estaba presidida por el señor José Miguel Insulza y su segundo era este señor de los montoneros argentinos, Dante Caputo, quien tenía pensamientos bien radicales. El problema con Insulza es que era medio dariano en el sentido que cuando debía venir, no venía, y a veces venía sin deber, es decir, sin tarea”, recordó Caldera.

“Lo que yo sentí es que la visita, más que buscar cómo lograr la estabilidad del país, lo que buscaron fue más bien cómo desestabilizarlo. Me quedé con un sinsabor con su misión; con sus autoridades de ese entonces. Aclaro, no con el organismo, el cual ha sido un referente de diplomacia y paz en la región”, añadió.

Recordó que se tuvo que cabildear con mucho tacto y habilidad para que la resolución del Consejo Permanente de la OEA, emitida el 9 de septiembre del 2005, respaldara al gobierno del presidente Enrique Bolaños, dejando claro que se estaba enfrentando un golpe de Estado técnico emprendido por el pacto libero-sandinista.

“Me acuerdo que los emisarios del pacto ya habían logrado obtener diez votos de los países sudamericanos para rechazar la resolución de apoyo al gobierno del presidente Bolaños. Pero que gracias al buen trabajo diplomático del entonces vicecanciller Xavier Williams, se logró obtener 14 votos de los países del Caribe y los siete de los países miembros del SICA. De esa forma se pudo empujar la resolución y los países que estaban a contra, se tuvieron que plegar. Esto con la condición de que bajara el tono enérgico de la resolución, pero cuya esencia se mantuvo, que era la defensa de la democracia en Nicaragua ante la intentona desestabilizadora del pacto entre liberales y sandinistas”, afirmó Caldera.

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