Queja y culpa son dos de los venenos psicológicos más nocivos para el ser humano. Cuando las cosas no salen como esperamos/nos gustaría, tendemos a concentrarnos en buscar culpables; lastimosamente y como dice la frase: “El egoísta arruina su vida y la de los demás”.
Solemos perdernos en nuestro propio laberinto con la mente envenenada por nuestros propios pensamientos por lo que creemos “que las otras personas van a pensar de nosotros”. La cruda realidad es que a la mayoría de las personas poco les importa lo que nos ocurre.
¿Por qué entonces preocuparnos? ¿No sería mejor ocuparnos? (de nuestra propia recuperación).
Queja y culpa no llevan la semilla de solución de ningún problema; constituyen más bien un acto de evasión de la propia responsabilidad de salir adelante en la vida, encargándonos de nuestro propio bienestar y del de nuestra familia; pese a cualquier contrariedad que nos toque enfrentar.
La única forma de salir del círculo vicioso de daño —culpa— víctima, es hacer conciencia que el único responsable de buscar y hacerse cargo de su propia recuperación, es uno mismo. Creer que se puede; y sobre todo querer mejorar de verdad, implica desarrollar la disciplina de actuar.
Identificar y buscar el tipo de ayuda que uno necesita. A veces psicológica o a veces de autoayuda con grupos de reflexión de codependencia; acompañando con procesos que ayuden a tener mente sana en cuerpo sano, por medio del ejercicio, alimentación adecuada y meditación/yoga.
La vida es demasiado corta como para desperdiciarla y nos toca “sacarle el jugo a la vida, en lugar de que la vida nos exprima”. Si la vida te da limones, ¡hazte una buena limonada! Enfréntala con sabiduría y desarrolla esa hambre de salir adelante y ser mejor cada día, que es clave del éxito para triunfar.
Corresponde ocuparnos de vivir más nuestra propia vida, y preocuparnos menos de pensamientos, sentimientos y acciones que dependen, en esencia, de la decisión de otras personas. Solo somos responsables de lo que nosotros pensamos, sentimos y hacemos y de nuestras propias consecuencias.
Como dice la canción del grupo colombiano Matecaña (Un ratico nomás): “si toca reír, río, si toca llorar, lloro, y si toca sufrir le busco la vuelta para salir de ahí… pero yo no me dejo no, ¡la busco y la brego (peleo) para salir de ahí!”.
(*)[email protected] – Aprende más en: www.123libertadfinanciera.com