A propósito de la muerte de Fidel Castro, el más longevo y representativo tirano en la historia de Cuba y América Latina, un amigo me preguntó si en la mitología griega hay tiranos.
La respuesta es sí, principalmente los dioses originarios según la genealogía contada y cantada por Hesíodo en Teogonía.
Los dioses de la mitología griega son proyecciones idealizadas de los humanos, con sus virtudes y sus vicios. Al revés que en la creencia cristiana —en la cual Dios crea a los humanos a su imagen y semejanza—, en la mitología griega los hombres crean a los dioses y los imaginan iguales a ellos, con la diferencia de que son inmortales y tienen poderes prodigiosos.
El primero de los dioses, Urano, su hijo Cronos y luego Zeus, vástago del segundo y divinidad suprema del Olimpo, gobiernan el universo como tiranos, reflejan en el mundo divino la tiranía de los hombres en el mundo terrenal.
La palabra tirano (tyrannos) significa “amo”, “señor”, nombre que se daba en la antigüedad griega a quien gobernaba de manera absoluta, impuesto en el poder por la fuerza propia o de algún grupo, sin ser limitado por ninguna ley ni asamblea. El tirano se diferenciaba del rey (“basileos” en griego), en que este ejercía el poder porque lo había heredado y además consultaba a la asamblea de los ciudadanos libres. En el Canto II de La Odisea, Homero relata que Telémaco, hijo de Odiseo y por tanto príncipe de Ítaca, se sienta en el trono de su padre —que lleva casi veinte años ausente— para presidir la asamblea del pueblo que desde la partida del rey a la Guerra de Troya no se ha reunido.
Se dice que al primer gobernante al que se le dio el título de tirano fue Giges, un rey de Lidia que ocupó el trono no por derecho propio sino porque lo obtuvo por un medio ilegítimo, criminal incluso. La historia es así:
Caundales, rey de Lidia, aseguraba que su esposa, Nyssia, era la mujer más bella del mundo. Caundales discutía esto con Giges, uno de sus allegados, quien no se lo creía. Entonces el rey le ordenó que se escondiera en el aposento real para que en la noche viera a la reina desnuda y se convenciera de que era más hermosa que cualquiera otra mujer.
Se ocultó Giges en el aposento y vio que Nyssia en su espléndida desnudez era incomparablemente bella. Pero la reina se dio cuenta que estaba siendo espiada por lo cual se sintió inmensamente ofendida. Sin embargo, conservó la calma, fingió no darse cuenta de la presencia del fisgón y urdió la manera de vengarse.
A la mañana siguiente llamó a Giges y le dijo que sabía lo que hizo la noche anterior. Apenado y temeroso Giges le explicó que lo había hecho por orden del rey. Nyssia le dijo que tenía dos opciones: una, matar a Caundales y convertirse en el nuevo rey, con ella como reina; y la otra, morir ahorcado.
Como es lógico suponer, Giges aceptó la primera opción y entonces fue la reina quien lo escondió en el aposento real. Llegada la medianoche, Giges salió de su escondite y con un filoso puñal asesinó a Caundales. De esa manera Giges llegó a ser rey de Lidia sin tener derecho al trono y fue calificado como el primer tirano de la tierra.
Otro tirano célebre de la mitología griega es Creonte, quien toma el poder en Tebas cuando muere el rey Layo, su hermano. Polinices y Eteocles, hijos de Layo, se matan entre ellos peleando por el trono. Creonte prohíbe que el cadáver de Polinices sea sepultado y ordena que se deje a la intemperie para alimento de los animales carroñeros. Pero Antígona, hermana de Polinices y Eteocles, se rebela contra Creonte porque su orden es contraria a las leyes de los dioses y de los hombres. Y desafiando al tirano, Antígona sepulta a su hermano como es debido siendo por eso sentenciada a muerte.
El mito de Antígona, dicen los mitólogos, simboliza la piedad filial, el honor de la mujer y la valentía de desafiar a la tiranía pagando el precio de la propia vida.