Los Tigres de Chinandega se han quedado sin voz para rugir y amenazar. La agresividad felina que los llevó a pisar la cúspide antes de concluir noviembre no ha sido la misma en los últimos seis partidos, en los que todo ha sido oscuro para ellos, lo que activó las alarmas y en los escritorios se habla de cambios.
Enrique Gasteazoro, presidente de los Tigres, en una plática de sobrada sinceridad, dijo que les preocupa el mal momento y que necesitan salir de este, pero la escasa diferencia entre el primero y segundo lugar, que de momento son los Gigantes de Rivas y el Bóer, les concede alivio, pues los Tigres están a tres partidos de los sureños, aunque considera que ha llegado el momento de modificar el armamento.
Se especuló que en medio del bache debía rodar la cabeza del mánager panameño Lenín Picota, pero Gasteazoro aseguró que lo mantendrán, no pasará así con peloteros extranjeros que no han tenido un efervescente inicio de campaña.
Así fue como Nate Samson, el veterano Abraham Elvira y el italiano Paolino Ambrosino —sobre quien se edificaron buenos pronósticos—, debieron dejar la guarida y en el movimiento de despidos y contrataciones, la directiva de los Tigres ha contratado al lanzador venezolano Carlos Quevedo, para darle fortaleza al bullpen.
“Quevedo vendrá al país el lunes por la mañana. Ya le otorgaron la visa y estará a disposición de nuestro timonel a partir del martes. Tenemos una necesidad imperiosa de mejorar y de reforzar el área de picheo. No podemos quedarnos atrás, porque nos iríamos a casa”, comentó Gasteazoro.
El dirigente además negó que el exlanzador de Grandes Ligas, el leonés Wilton López, pueda sumarse al clan felino, porque según dijo, este no ha podido recuperarse totalmente de una lesión en uno de sus dedos, pero quien sí está de vuelta será Samuel Estrada, procedente del banquillo de los lesionados.