El aire que expulsamos al estornudar puede alcanzar velocidades muy altas. ¿Se imagina lo que pasaría si toda esa fuerza fuese reprimida hacia el interior del cuerpo? Evitar un estornudo hace que las partículas irritantes y los gérmenes que se expulsan sean arrastrados hacia zonas más internas de las fosas nasales, según explica Buenavida de El País, lo cual provocaría o agravaría infecciones. Otro factor con importantes consecuencias es la presión que se produce al reprimir los estornudos, como “pequeñas roturas vasculares (sangrado por la nariz o hemorragias en la conjuntiva ocular o el tímpano), inflamación de fosas nasales, inflamación timpánica, dolor de oído, mareos, alteraciones en la audición, o dolor de cabeza, entre otras”, explica El País.
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