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Guardianes del alimento del futuro

Colección de material genético de 141 países garantizará a futuro la seguridad alimentaria y la continuidad de la actividad ganadera

Teniendo en cuenta que el crecimiento de las ciudades, la degradación de los suelos, los efectos del cambio climático y muchas otras circunstancias amenazan la biodiversidad, en las últimas cuatro décadas un grupo de especialistas ha dedicado parte de su vida a buscar lo que muchos llaman la eterna juventud como símbolo de la inmortalidad. Pero no es para ellos, sino para una amplia colección de especies vegetales a las que cuidan con la abnegación del mejor de los progenitores.

Aseguran que de ella depende que en los siglos venideros las generaciones puedan seguir consumiendo alimentos claves de la dieta actual como el frijol y la yuca: y que la agricultura de cada país disponga de las variedades de pasto necesario para garantizar la producción de leche y carne.

“El Programa de Recursos Genéticos (PRG) del CIAT (Centro Internacional de Agricultura Tropical) conserva las colecciones más grandes en el mundo. Para frijol son cerca de 38,000 materiales, de yuca cerca de 7,000 y unos 23,000 de forrajes tropicales, algunos tienen hasta cuatro mil años de existencia. La mayoría han sido recolectados y otros recibidos en donación y proceden de 141 naciones del mundo”, dice Daniel G. Debouck, líder de este programa.

La colección que se encuentra en las instalaciones del CIAT en Palmira, municipio del Valle del Cauca de Colombia, incluye en su inventario 465 accesiones o ingresos de frijol, cuatro de yuca y dos de forraje originarios de Nicaragua, que constituye la base de la seguridad alimentaria mundial y “comprende una diversidad de materiales genéticos contenidos en las variedades tradicionales, los cultivos modernos y sus parientes silvestres”, explica Debouck.

Antes que desaparezcan

Debouck es un especialista de origen belga que ha dedicado casi tres décadas de su vida a conformar esta colección, porque “la agricultura dejó de guardar todo este patrimonio que se acumuló desde que arrancó hace unos ocho mil años”.

Para evitar que desaparezcan, ya que han venido siendo reemplazados por otros más productivos o por lo que demanda el mercado, “desde 1930 los agrónomos se comenzaron a preocupar por guardar este capital de variación que existe en variedades tradicionales y parientes silvestres”. Pero fue hasta 1978 que comenzó a recolectarse la que posee el PRG.

Sin embargo, el científico aclara que para garantizar la seguridad alimentaria no basta con tener la colección, sino que se debe contar con “buenas variedades”, de alta productividad, resistentes a plagas o enfermedades y a problemas climáticos, condiciones que se logran cuando se tiene acceso a muchas fuentes de resistencia a estos problemas.

“Entonces este es un trabajo genético y biológico en recuperar variedades, pero también es un trabajo de recuperación de conocimientos, porque necesitamos estar seguros que las variedades están correctamente nombradas, que cada material es distinto al otro y que las calidades de cada uno estén documentadas”, detalla.

Lo devuelven a sus dueños

En caso de desastres naturales o porque simplemente dicho material genético desapareció, por diversas causas incluso el desarrollo de la infraestructura turística, productores, organizaciones gremiales, investigadores, agrónomos y autoridades de los países pueden solicitar —sin ningún costo— el material nativo que deseen para su debida reproducción.

“Ahora en cualquier momento dado un material puede ser solicitado, hace diez años no había ningún interés, pero cada vez con más frecuencia surgen nuevos intereses en la sociedad, Cuba y Guatemala ya han solicitado algunas colecciones. En el caso de los países de Centroamérica hay mucho interés por variedades de frijol resistentes al calor. También la biofortificación ha despertado el interés por variedades de frijol con alto contenido de hierro”, explica Debouck.

La colección es conservada y mantenida en virtud de un acuerdo del CIAT con el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), expone Luis Guillermo Santos, coordinador de conservación y viabilidad de semillas del PRG.

Por razones de seguridad mínima y teniendo en cuenta que cada vez son más frecuentes los desastres de diversos orígenes y situaciones que podrían poner en peligro la perdurabilidad de esta colección; y que debido al incremento inminente de la temperatura promedio en el futuro estos materiales serán fundamentales para garantizar la producción de alimentos que demandará la población mundial, el PRG tiene estaciones en campo donde reproduce estos materiales y realiza dos copias de cada uno, las que se guardan en diferentes países.

Dos copias de seguridad

Santos explica que gracias a un acuerdo alcanzado con el Gobierno de Noruega una de las copias de cada material de frijol y forraje está en la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, Noruega, llamada también Bóveda del fin del Mundo o el Arca de Noé de las semillas. Ahí, con un envío realizado hace algunas semanas este año se completó el 90 por ciento de la colección. La otra copia se encuentra en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) de México.

En tanto, las copias de seguridad de los materiales de yuca se encuentran en Colombia y Perú. Indistintamente del país donde se encuentren, todos estos materiales están dispuestos a durar entre treinta y cincuenta años, que una vez transcurridos, serán revisados para ser sustituidos.

“Estos son solo depósitos en los que existen mecanismos para guardar las copias que se envían una o dos veces al año y allá solo abren el depósito introducen las cajas, que son llamadas cajas negras como las de los aviones, aunque en realidad son azules, pero todas las operaciones se realizan aquí en Colombia”, sostiene Debouck.

Tanto la colección original como las muestras de seguridad se guardan en condiciones similares. La de frijol y forraje en laboratorios de germoplasma en bodegas con temperaturas de entre menos 18 y menos 20 grados centígrados. En el caso del forraje el PRG tiene incluso colecciones vivas en campo, en el que ser encuentran materiales que no se han podido adaptar. Las de yuca se mantienen en laboratorios in vitro y se envían tres tubos de ensayo en condiciones mínimas de crecimiento por cada accesión o material.

Yuca recibe otro tratamiento

“Además todas guardan condiciones óptimas de calidad genética, con las características lo más posible cercanas a la original y con calidad fisiológica (viables y vigorosas), es decir que tenga alta capacidad de germinación y que estén libres de plagas y enfermedades de interés cuarentenario”, explica Santos.

En el caso de la yuca por reproducirse a través de estacas la colección se almacena bajo el método de conservación in vitro, es decir dentro de un tubo de ensayo con las condiciones necesarias que le proporcionen los nutrientes necesarios para su desarrollo.

“Dependiendo de lo que le agreguemos al agar (medio de cultivo) dependerá el crecimiento que tenga… y en estas condiciones químicas puede durar entre uno y dos años. A esto hay que sumarle condiciones físicas en el cuarto de conservación”, manifiesta Ericson Aranzales, coordinador del laboratorio de conservación in vitro del CIAT.

Dicho cuarto mantiene una temperatura constante de entre 23 y 24 grados centígrados y 12 horas constantes de luz seguidas de otras 12 de oscuridad que garantizan un menor crecimiento.

“Por cada uno de los 6,643 materiales que tenemos, mantenemos en promedio cinco tubos de ensayo de cada material, cuatro de ellos crecen a tasas mínimas y el quinto a tasa normal, eso permite mantener un sistema de mantenimiento y conservación del material, aunque no alcanza los treinta o más años que el de las semillas de frijol y forraje”, dice Aranzales.

El material se revisa constantemente y antes del término de su vida que puede ser de entre uno y dos años se reproduce para ser sustituido. La segunda copia de seguridad se encuentra en invernaderos dentro del CIAT.

El proyecto en números

37,987 materiales o accesiones de frijol procedentes de 110 países forman la colección del Banco de Germoplasma del Programa de Recursos Genéticos (PRG) del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). De estas 465 son originarias de Nicaragua.

23,140 accesiones o materiales de forrajes tropicales, procedentes de 72 países forman la colección que solo incluye dos muestras procedentes de Nicaragua. Estas se conservan junto a la colección de frijol en el laboratorio de germoplasma.

6,643 materiales de yuca procedentes de 28 países, cuatro de ellas nicaragüenses, permanecen en un laboratorio de conservación in vitro como parte del PRG. Por la cantidad de muestras y sus orígenes cada una de estas colecciones es considerada la más importantes en su especie a nivel mundial.

518,006 muestras han sido entregadas a productores, instituciones y gobiernos de más de cien países durante las casi cuatro décadas de funcionamiento del PRG, para ser usadas en sus respectivos países.

78 especialistas de distintas nacionalidades, pero en su mayoría colombianos, trabajan en la recolección, clasificación, caracterización, reproducción y conservación de la colección de materiales del PRG en el CIAT.

 

Economía agricultura alimento CIAT semillas archivo

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