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Karen Rappaccioli-Tünnermann

Elevemos nuestra conciencia con amor

¿Cómo conseguir la armonía, paz y por ende felicidad, las cuales han sido tan añoradas, y merecidas por nuestro pueblo nicaragüense?

A escasas semanas de la temporada donde debiese predominar el amor fraternal y la cordialidad entre todo ser viviente, opuestamente vemos como la falta de respeto y tolerancia predominan entre unos y otros.

¿Es que acaso no ha sido suficiente los años de discordia que desatinadamente han permanecido en nuestra nación?

Indudablemente hemos estado haciendo algo que no ha funcionado. No hay que olvidar que todos somos hermanos nicaragüenses con las mismas raíces y por ende espíritu.

Hay que esforzarse en erradicar todo ese “body pain” o sea situaciones negativas, que cada individuo posee y transformarlo en acciones positivas. Donde unamos nuestras semejanzas y afinemos  nuestras disparidades. Y así nacería la afabilidad, junto a nuestros gemelos inseparables: compasión y empatía.

Como siempre he dicho, no pensemos que nuestra verdad es la única y la que debe prevalecer. El equilibrio y respeto de ideas deben de moldear pensamientos filosóficos diferentes y exitosos en pro de nuestras sociedades.

Debemos respetar que cada persona tiene su propia identidad y ser.

Cada uno de nosotros por ser una creación única del omnipotente, pues tenemos nuestra propia alma y razón. Y estas mismas se han modificado con nuestras propias experiencias.

Dándoles prioridad a estos sentimientos tendríamos un país más próspero, con más educación, trabajos y salud. En fin todos los días serían un amanecer certero e ineludible. Donde nuestras tierras húmedas con el rocío matutino preservarían nuestra verdadera esencia de aroma a café. Debemos profundizar en esa conciencia infinita que poseemos, encontrar la afabilidad y fusionarla con la convergencia y la comunicación eficaz.

Las disputas e incongruencias que percibimos muchas veces solo están en nuestra mente, propiciadas por las equívocas programaciones y vanidades sin control. Definitivamente que las situaciones cambian según la perspectiva en que las vemos, vivimos y analizamos.

No hay que atizar las polvaredas ni los incendios tóxicos. No hay que manipular ni empujar maquiavélicamente situaciones llenas de falacia. Donde siempre buscamos un culpable.

Escojamos solo hoy para vivir en armonía y gratitud… y experimentemos que es maravilloso el querer ser feliz. El poder de nuestras palabras propicia nuestra existencia, atraemos ya sea la felicidad o la tristeza.

Al no pensar yo como tú, ni tú como yo, no quiere decir que ambos tengamos la razón o estemos equivocados. Simplemente las decisiones son una cuestión de “percepción”.

Me permito citar al doctor Alejandro Serrano: “En el momento presente de intolerancia y confrontación, convendría recordar el papel del pensamiento y la ética en la búsqueda de alternativas que permitan recuperar la estabilidad y la coexistencia. Tener siempre presente que lo verdaderamente universal en la cultura es lo que unifica en su propia heterogeneidad, dentro de una articulación determinada que permita no solo que culturas diferentes y distintos puntos de vista coexistan, sino también que sean capaces de interactuar e incidir de manera recíproca”. La filosofía entre la realidad y la razón. https://www.laprensani.com/2015/11/08/columna-del-dia/1933055-la-filosofia-entre-la-realidad-y-la-razon.

Insisto, no es correcto que entre los mismos nicaragüenses se proporcionen pugnas, que definitivamente pueden solucionarse con un diálogo sustancioso.

No hay ninguna condición que aún percibiéndose “mala” no pudiese ser transformada. Y así tornarse en una oportunidad victoriosa para todos. Muchas veces creemos que hay una puerta cerrada y luego realizamos que era todo lo contrario, que esa salida o entrada siempre había estado abierta.

Apreciemos lo bueno que nos rodea, tengamos agradecimiento y despertaremos nuestra conciencia. Solamente así abriremos las puertas del cielo.

Siendo nuestra conciencia pura la gran catalizadora del bien común. Lograremos que este tiempo… (por cierto muy breve) que estaremos viviendo en este mundo, sea fértil y apacigüe a la concordia y al respeto mutuo de todos.
“Dar amor no agota al amor, por el contrario lo aumenta”. El Principito.
Aboguemos por una patria donde los diferentes pensamientos nos preparen para propiciar charlas elocuentes en beneficio de todos. Donde la religión nos una y no nos divida. Donde el trabajo mío, sea el regocijo tuyo. En fin vivir en fraternidad y basándonos siempre en el bien del uno por el otro. Buon Natale.

La autora es escritora y consultora.

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