En mi experiencia como docente universitaria me he percatado de la falta de conocimiento e interés por las leyes de parte de los estudiantes, y no es porque no los motiven sino porque reclaman la falta de cumplimento de las mismas. Por ejemplo, un verdadero Estado de Derecho implica que los funcionarios cumplan y velen porque se respete lo establecido en la Constitución, así como es importante que los ciudadanos lo hagamos.
El economista y sociólogo alemán Lorenz von Stein sostenía que el Estado Social era una manera concreta de evitar la revolución.
“La sociedad había dejado de constituir una unidad como consecuencia de la existencia de las clases sociales, que hace que cada cual indefectiblemente vaya tras sus propios intereses sin importarle el resto y desembocando en estados dictatoriales, entonces, en estas circunstancias puede haber una revolución”. Stein propone un Estado Social capaz de iniciar una reforma al respecto y mejorar la calidad de vida de las clases bajas.
El papel del Estado de Derecho es crear los supuestos sociales con la misma libertad para todos, suprimir la desigualdad social y ofrecerles a todos las oportunidades necesarias para desarrollarse como personas, lo cual se logra con mejores políticas educativas, las que están en detrimento.
El Estado de Derecho ya no se limita solamente a asegurar la vida, la propiedad y la libertad mediante la protección contra el fraude, el hurto, el incumplimiento contractual o los daños ocasionados por terceros, sino que sus fines deben de tener mayor alcance; por ejemplo, promover la prosperidad general, garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución, facilitar la participación de todos en las decisiones que nos afectan en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación, y asegurar la vigencia de un orden justo.
Por eso es importante que los nicaragüenses nos apropiemos de este concepto y lo promovamos, y para lo cual se requiere una mayor divulgación de los alcances del mismo y no quedarse con la noción del Estado patrón, sino que más bien el Estado empleado y el soberano patrón que es el pueblo, de tal manera que los ciudadanos demandemos y demos ejemplo en el respeto a las leyes en los aspectos ambientales, sociales, penales, civiles, mercantiles, fiscales, etc.
Lo primero es el respeto a la Constitución, ya que ocupa la máxima jerarquía de las leyes y sienta las bases fundamentales que rigen el Estado, sus autoridades, la sociedad y los ciudadanos en general; y como consecuencia de lo anterior adoptar medidas que promuevan condiciones de vida dignas para la totalidad de la población.
En este momento crucial que vive el país debemos de preguntarnos, ¿qué estamos haciendo los ciudadanos por demandar y cumplir con las leyes? Esto sería ideal en un verdadero Estado de Derecho, del cual tanto hablamos, pero que muy poco hacemos por respetarlo y cumplirlo.
La autora es periodista y docente universitaria.