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Cartas al Director

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Celebrar al Niño Dios con entusiasmo multicolor, alegre y optimista es la más grande tradición donde afloran los sentimientos más positivos del ser humano

Celebrar con amor la Navidad 
Celebrar al Niño Dios con entusiasmo multicolor, alegre y optimista es la más grande tradición donde afloran los sentimientos más positivos del ser humano. En ella se renueva la confianza, se enriquece el tesoro de la fe, la comunión humana universal y es un acontecimiento que infunde paz y buena voluntad en los corazones de todo el mundo.

La Navidad se ha visto amenazada por tantas circunstancias en el tiempo, debido a los sucesos más tristes y atroces que comete el hombre, en un mundo gobernado por déspotas tiranos corruptos que explotan a sus pueblos arrebatándoles el ánimo.

Es muy difícil celebrar al niño Jesús Redentor entre el creciente ateísmo de la sociedad moderna y la idea relativa de Dios en la vida. Lo mismo viendo tanta violencia, guerras brutales, hambruna, presenciando maltrato contra los niños y ancianos vulnerables, quienes soportan estos flagelos sin compasión o refugio seguro. Igual las víctimas de algún crimen y abuso o los que se ven despojados por una injusticia.

Nos destruye la carestía de la vida por culpa de oligopolios codiciosos y usureros despiadados. De ahí pasamos a la división de clases sociales entre ricos opulentos y pobres marginados en miseria y para ellos no hay ni regalos, juguetes o banquetes. En estas fechas se despliega un derroche de lujo, ostentación, ansias de compras desenfrenadas que contrarían el espíritu navideño, aumentan rencores difíciles de superar que atentan contra la cohesión de la sociedad y los niños crecen con una idea equivocada de esta celebración.

La lamentable creciente desintegración familiar por motivos sentimentales, económicos o de muerte, impiden gozar la armonía de los hogares y estos se convierten en simples dormitorios ocupados por extraños, porque cada quien vive su vida con indiferencia hacia los demás o cansados por agotadoras jornadas de trabajo alejando la convivencia hogareña.

Con una frenética carrera de autodestrucción hacia los excesos del alcoholismo, embriaguez, vicios, drogas, junto con la soberbia, avaricia y malicia, no nos deja admirar la belleza de vivir por voluntad de Dios en este tiempo y lugar, poseamos bienes o no. Abracemos a alguien que se siente desamparado y desprotegido, solo o abandonado ante los peligros del mundo.

No se puede dejar a Cristo fuera de la historia personal o colectiva. Él entra en cada una de las expresiones de la vida y es supremo a ellas. Cristo vence, impera y reina ocurriendo una liberación emocional del miedo y la opresión donde ya nada será igual. Lo que sea que pase con los años no debe impedirnos celebrar con amor la Navidad valorando los recuerdos.

No ser injustos o egoístas, alimentando la esperanza, compartiendo el pan y amistad con servicio generoso de hijos de Dios y apartando todo recelo, es como deberíamos vivir la fe de la espiritualidad cristiana en época navideña, presente en toda nuestra existencia en una sola mesa, toda la familia humana e individual, junto con nuestros parientes, quienes nos acompañarán siempre.

Marlon José Navarrete Espinoza.    

La magia navideña
¿Sera posible que el niño Dios venga este año a Nicaragua, será tan grande la magia navideña que haga posible este maravilloso acontecimiento?

Por la víspera se saca el día, vivimos en una época convulsionada, sin valores, sin respeto y sobre todo sin temor a Dios. Un estado fallido y colapsado, sin autoridades, sin leyes. Un presidente productos de fraudes y farsas electorales que desgobierna utilizando el terror de sus fuerzas armadas y de todas las instituciones bajo su dominio total, dispuestas a perjudicar a cualquier ciudadano que critique al sistema corrupto y antidemocrático, que nos llegó como castigo divino.

Por lo antes expuesto y la fe que he ido perdiendo, con solo ver; líderes y guías religiosos apoyando este sistema. “Líderes” políticos de oposición desesperadamente buscando un cargo, todos pregonan al viento sus nuevas organizaciones con supuesta presencia en todo el territorio nacional pero ni siquiera completan su directiva en Managua, son la burla de todos los medio de comunicación, pero no les da vergüenza.

Por todo esto pensaba que el niño Dios no nos visitaría, pero el vicario parroquial de la catedral de Matagalpa, Denis Martínez García me sacó de mi error diciéndome: Por encima de todo el niño Dios viene al corazón de los creyentes, por la justicia y defensa de la vida, es la mano que ayuda a los más pobres y desprotegidos, por el cuidado de la creación y la iluminación sobre las tinieblas. Ahora convencido que vendrá el niño Dios y se dará la magia navideña, le pediré de regalo unos opositores más sinceros y gobernantes humanos. Estoy dispuesto a compartir mi regalo con la mayoría del pueblo cristiano que no es socialista.
Leopoldo Villalta López.  

Mes de júbilo contagioso   
Por todos, Diciembre es el mes más esperado de todo el año, es de júbilo contagioso, por muchas razones, una porque tenemos vacaciones, estrenos del fin de año, intercambio de regalos, el jolgorio de la familia es inacabable, y todos unidos, en gozo, paz, euforia y amor, el ambiente navideño en todos los hogares es un verdadero ensueño. Navidad es recordar y compartir todos los momentos preciosos que cada uno vivió durante todo el año y para recordar con mucho aprecio a aquellos que se nos adelantaron y se marcharon al mundo ignoto.

Los pequeños del hogar, quizás son los más felices cada vez que llega navidad, porque es la fecha propicia para recibir sus finos juguetes. Aunque miles de niños no han tenido, ni tienen el fantástico privilegio de tener una navidad hermosa y amorosa.

¿Qué es Navidad? Es celebrar y recordar el natalicio del Maestro y Profeta, Jesús de Nazaret que nació en un pesebre un 25 de diciembre según la historia… él decía “porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden”. Él ha sido el hombre más gentil y extraordinario, y sabio que ha existido en la historia de la humanidad”. Jesús de Nazaret o Jesucristo, es la figura central del cristianismo y una de las más influyentes de la cultura occidental. Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de galilea y Judea y fue crucificado en Jerusalén en torno al año treinta bajo el gobierno de Poncio Pilato”.

En la actualidad Navidad es sinónimo de negocio, y es para disfrutar exquisitos alimentos en familia y amistades, para reflexionar de lo bueno y malo que vivimos en el transcurso del año y para agradecerle a Dios por todo lo que nos ha dado.

Feliz Navidad y que en esta oportunidad se multiplique tu felicidad y que en tu vida viva siempre la fidelidad de la solidaridad.
Carlos Javier Jarquín.    

La Navidad según Trump   
En Estados Unidos ha causado sorpresa que Donald Trump haya abogado por recuperar la frase “Feliz Navidad”, para que, al menos, coexista con la de “Felices Fiestas” impuesta por los laicistas que trabajan sin cesar para erradicar todo lo que suene a cristiano del panorama humano, incluyendo las imágenes y rezos en instituciones y actos de diversa índole.

Pero la Navidad significa un acontecimiento, un hecho que dividió la historia en un antes y un después. Porque la venida de Dios al mundo supuso un cambio espiritual que no puede ser igualado por ningún otro, puesto que el estado del hombre pudo, desde ese momento, ser restaurado, volver a tratar a Dios como Padre y aprender el camino de vuelta, perdidos como estábamos e incapaces de entrar en el Cielo.

Entonces, todo lo que sea apoyar esta iniciativa del Dios que se hace hombre, siempre será un bien para la humanidad, en lugar de boicotearla como si no tuviera nada que ver con nosotros, o peor aún si quisiéramos erradicarla de la faz de la Tierra. Pero Dios no permitirá que la Navidad naufrague en los corazones sino que siempre será celebrada con luces, cánticos y reuniones en familia para dar un tono a estos días, que ojalá no se queden en un intercambio de regalos más para cubrir las apariencias que para conmemorar el regalo que nos hizo Dios: el don de sí mismo.
Eva N. Ferraz.

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