Los ocho comerciantes de pólvora ubicados en el costado oeste de la catedral de Nueva Guinea, desde el 16 de noviembre pasado, manifiestan que han estado con poca actividad ante los pocos compradores de juegos pirotécnicos desde que inició la temporada de fin de año en este municipio.
“El 7 y el 8 de diciembre las ventas de pólvora estuvieron por el suelo. Y si fue este 24 (de diciembre) fue igual. O están dejando las tradiciones o no hay dinero”, dijo el comerciante de pólvora, Pablo Jirón.
Otra comerciante de pólvora desde hace diez años, Maribel Castro, se quejó ante la falta de compradores y los enormes impuestos que les aplican. “Ahora no vamos a sacar ni para la comida, que menos pensar que vamos sufragar los gastos de impuestos. Este año nos atacó el huracán Otto, las protestas de los campesinos exigiendo la derogación de la Ley 840 y los muchos impuestos. Todo esto perjudica el bolsillo de los comerciantes”, dijo Castro.
“Nosotros le pagamos a los bomberos, al Ministerio de Salud, Alcaldía municipal, la Renta y la Policía, más un vigilante nocturno en el lugar donde se venden los juegos pirotécnicos, esto puede sobrepasar los diez mil córdobas desde el 16 de noviembre hasta el 6 de enero del 2017 que se termina el período”, explicó Castro.
Los comerciantes de pólvora ahora solo esperan la última noche del año 2016 para poder sufragar un poco. “Pero solo en una noche no vamos a alcanzar para todos los gastos”, dijo Pablo Jirón.
En el municipio de Nueva Guinea las lluvias no han cesado. En la zona 7 del casco urbano todas las calles estaban a oscuras este 24 de diciembre pasado, solo en las casas había energía. Los pobladores no salían a las calles ante la falta de iluminación.