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Moisés Ruiz Romero

La oposición debe organizarse

Se ha tornado interesante el debate respecto a si el grupo de Eduardo Montealegre (que es claro que lo sigue siendo) ahora llamado Ciudadanos por la Libertad (CxL) debe pedir personería jurídica o si esto representa una especie de colaboracionismo con la dictadura orteguista. Creo que una pequeña revisión de la historia reciente puede arrojar algunas luces sobre el tema.

Después de las elecciones de 2001, por la torpeza de Arnoldo Alemán de imponer a Enrique Bolaños como candidato, el máximo partido opositor al FSLN, el PLC, llegó dividido y perdió las elecciones del 2006 (aunque quedó la duda del 8 por ciento que no se contó) y el Movimiento Vamos con Eduardo (MVCE), proveniente del PLC, quedó como segunda fuerza en la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).

En el 2008, ambos grupos (MVCE y PLC) se unieron en la casilla 1 del PLC y se demostró que hubo un fraude electoral del que fue cómplice Alemán y el PLC, gracias a una organización, la de Eduardo, que pudo recoger las Actas de Escrutinio y mostrarlas al mundo, merced a los recursos económicos, humanos y de tiempo que se invirtieron.

Despojado de la personería jurídica y del tendido electoral al que tenía derecho el ALN, el MVCE fortaleció al PLI, que corrió en las presidenciales del 2011 y las municipales del 2012, en las que también hubo fraude que no se pudo demostrar y que quedaron solo como “inauditables”. Nuevamente la organización de Montealegre quedó como segunda fuerza y Alemán quedó en ridículo como candidato presidencial.

Entre el 2012 y mediados del 2016 el PLI de Montealegre logró conformar una organización nacional que luego invitó a participar al MRS, MLC, Cruzada Liberal, UDC, Panac, PAC y Pamuc. A esta estructura se le denominó Coalición Nacional por la Democracia (CND) y fue a la que Ortega le tuvo pavor porque sabía que las elecciones las perdería (como lo derrotó la abstención), que había una organización para demostrar e impedir otro fraude, con una lucha cívica, que podría tornarse violenta y en la que Ortega saldría perdiendo, por eso decidió quitarse la máscara güegüense de supuesto demócrata y mostrar al descarnado dictador que ahora el mundo entero contempla y que el Congreso Norteamericano castigará con la Ley “Nica Act” por más que intenten halagar o sobornar senadores o a Almagro.

Desgraciadamente, la historia de Nicaragua ha ocurrido según la política exterior de potencias extranjeras. Los Estados Unidos quitaron a Zelaya, mantuvieron a los Somoza, permitieron la injerencia de Cuba para sacar a Tacho y para iniciar el proyecto comunista del FSLN hasta que llegó Reagan, mantuvieron una guerra de baja intensidad hasta que se pusieron de acuerdo con Rusia para terminarla y finalmente, han permitido todos los desmanes de Ortega en las propias narices de Obama. Ahora, las señales del “imperio” son de que ya no se permitirán más violaciones a la democracia, de manera que no es inverosímil que Ortega se vea obligado a dar elecciones libres como en 1990.

Creo que el pueblo debe aglutinarse alrededor de proyectos con fines políticos porque sabemos que la forma civilizada de tomar el poder son las elecciones democráticas. Si CxL tiene los recursos humanos y económicos para crear una organización democrática capaz de tomar el poder debe hacerlo. En realidad, deben hacerlo todos los grupos de oposición para no quedar en pequeñas agrupaciones sin representatividad.

El autor médico.

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