Un día después de haber sido sujetados por un Bóer que se elevó por encima de las expectativas, los Gigantes mostraron su músculo aunque sin llegar a avasallar. Pero apretaron la mandíbula, cerraron el puño y avanzaron con firmeza hacia la victoria, dejando a los boeristas pocos motivos para emocionarse.
Robinson López, un derecho dominicano con nervios de acero, al que nada pareció conmoverle, se estableció como base para una victoria 3-0, eclipsando un llamativo esfuerzo de Fidencio Flores, en otra jornada en la que los tiradores volvieron a ser protagonistas, mientras los bateadores continuaron ocultos entre las sombras.
Sin embargo la mayor diferencia entre el Bóer del viernes en Rivas y el de ayer sábado en Managua, fue la defensa. Mientras en el primer duelo la tribu impactó con su precisión al fildear y exactitud al tirar, ayer se enredó en lo más limpio y dos fallas de dos de sus mejores manoplas terminaron por estropear su esfuerzo.
Everth Cabrera, el mismo de las atrapadas sensacionales en Grandes Ligas, no pudo con una rola de rutina, una de esas que fildea a ojos cerrados. Ahí estuvo una carrera al inicio. Luego, Michael Caseres no recortó bien un hit de Elmer Reyes y ahí llegó la segunda anotación. El mérito de los Gigantes fue estar atentos.
Pero por segundo día seguido, se jugó buena pelota, a pesar de esas fallas. El trabajo de López fue un concierto de picheo. Su recital exhibió un repertorio amplio, pero lo mejor fue que siempre supo dar con la tecla correcta y nunca permitió que los bateadores del Bóer se sintieran cómodos en el homeplate.
Es más, los artilleros de la tribu volvían a su dogout con una sensación de impotencia. Y luego Carlos Téller dio el tiro de gracia con un relevo enérgico para acabar por completo con las esperanzas de los Indios, que no pudieron responder ante sus seguidores, que recordaron volver al estadio.
Twitter: @EdRod16