Nicaragua ha perdido más de seis mil hectáreas de bosque de pino durante el periodo 2011 al 2016, según un estudio realizado por Centro Humboldt y publicado el año pasado.
De esas cantidades de pino se debe diferenciar entre pino abierto y pino cerrado; del primero se ha perdido casi el treinta por ciento de su cobertura, es decir, de casi 29 mil hectáreas en 2011 el año pasado se contabilizaron 23 mil hectáreas en un periodo de cinco años.
Y de bosque de pino cerrado se perdió aproximadamente casi dos mil hectáreas por la deforestación. En 2011 se contaba con 10,455 hectáreas y para el año pasado se encontraron 8,599 hectáreas.
De acuerdo a Jurgen Guevara, oficial de industrias extractivas del Centro Humboldt, la pérdida de dicho ecosistema se tradujo en una ganancia, principalmente, para el cultivo de café y agricultura.
Esta expansión de la siembra de café que cada vez apunta más hacia arriba, a causa de los efectos del cambio climático y los trastornos en los regímenes de temperatura, están sacrificando zonas de pinos en las áreas altas de Nueva Segovia, la cordillera de Dipilto y Jalapa.
A diferencia del bosque latifoliado, que es el que se encuentra en la Reserva del Volcán Masaya, el bosque de pino debido a su propia dinámica no tiene la capacidad de recuperarse tan rápido como otros ecosistemas, ya que no tiene muchas especies asociadas a ellos.
La pérdida tan abismal implica que el ecosistema va a tardar un buen tiempo en poder recuperarse, sumado al manejo que se le está dando y las pocas campañas de reforestación para los bosques de ese tipo.
Talar no es la mejor salida
Ante la amenaza del gorgojo descortezador la solución más rápida es la tala de pino, pero antes que se proceda se debería de conocer por medio de una evaluación forestal intensiva el grado de afectación, señala Guevara.
A un año que se publicara el decreto presidencial a través del que se permitiera la tala de pinos hasta en las zonas protegidas aún no se sabe si este se prorrogará por doce meses meses más. Jaime Incer, ambientalista dijo a LA PRENSA al momento que se publicó dicho decreto que “al autorizar cortar los pinares, van a terminar de destruir la producción de agua de los bosques en Nueva Segovia”, con lo cual está de acuerdo Guevara, quien destaca el impacto de la pérdida de bosque respecto a la infiltración del agua.