Pequeños productores de café del departamento de Jinotega están preocupados por la pérdida del grano a causa de las lluvias y falta de mano de obra que corte en la temporada cumbre de maduración.
Cada día se les complica encontrar cortadores y a pesar de que han salido fuera del departamento a buscar trabajadores, no hay suficientes. Algunos productores explican que en años anteriores, los cortadores de café trabajaban aun bajo lluvia, pero este año, por diversas razones hay pocos.
La migración hacia otros países, la preferencia de la mano de obra por productores grandes y el clima que ha afectado los municipios productores, son algunas de las causas por las que se está cayendo el café.
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Pantasma afectado por lluvias
Los productores de Pantasma, uno de los municipios con mayor producción de café, se han visto afectados por las lluvias en el ciclo 2016-2017 que inició en octubre del año pasado y en enero está pasando por su etapa cumbre.
“Todo el mundo está fregado, el agua nos botó el café a la mayoría de los productores de aquí porque no encontramos una mano de obra consistente. Yo estuve enfermo los primeros meses (de la cosecha) y no pude buscar a nadie, pero fue parejo porque aun buscando no se encontró a tiempo (cortadores)”, dijo el productor Enican de Jesús López, de la comunidad El Plátano.
López, quien tiene diez manzanas de café, afirma que los cortadores además de ser pocos, han perdido la voluntad de trabajar, pues algunos en el día cortan de seis a doce latas, y en su caso, ha tenido que “enamorarlos y concientizarlos” sobre el beneficio de apoyar a los productores pequeños.
“Yo cosecho arroz, frijol y guineo, y con eso les doy de comer a los cortadores, además de cuajada, queso, sopa, café con azúcar. Con eso los mantengo ‘medio enamorados’, ellos riegan la bola que donde fulanito les dan de comer mejor o peor, y por eso también es que se van o se quedan”, dijo López, quien esperaba producir 500 sacos de café, pero por la pérdida de “la primera mano de corte” apenas tiene 200.
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35 córdobas por lata de café cortado
La lata de café se está pagando a 35 córdobas en algunos lugares, más el alojamiento y la comida. Esto varía en dependencia del lugar por ser un departamento grande y de clima variado.
En Pantasma y sus comunidades, el corte de café está en su etapa cumbre, mientras en las comunidades del municipio de Jinotega, los cortes están iniciando, lo que se conoce como el “graniteo”, es decir, que la mayoría del café está verde.
“Nosotros anduvimos primero por Jigüina, y hemos venido subiendo para Pantasma, pero somos de Sabana Grande, entonces nos afecta venir con los chigüines por el frío, y no podemos dejarlos solos allá; aquí (en el municipio de Jinotega) nos están ayudando porque hay fincas que no nos dejan llevarlos (a sus hijos)”, dijo Carlos Hilario González, cortador, que junto con su familia cambia de finca cada dos semanas.
González explicó que por el clima lluvioso no pueden andar mucho tiempo en las fincas y que al igual que su familia, los otros cortadores que andan con niños, no son admitidos en cualquier lado y por miedo a dejarlos se los llevan a los cafetales.
Temen por plagas
Para María Blandón, productora de la comunidad de La Porra, en Mancotal, la cosecha de café de este ciclo afectará el ciclo 2017-2018 con enfermedades y plagas como la broca.
“La plaga que se nos viene por la caída del café será grande, perdimos bastante en un año que estaba bueno”, dijo Blandón.
En municipios como Yalí y San Rafael del Norte, los cortes de café iniciaron entre finales de noviembre y diciembre. El cierre de temporada en el departamento de Jinotega se espera que sea a finales de marzo.
Afectaciones podrían impedir meta
Debido a la ausencia de cortadores y las incesantes lluvias, fuertes vientos y bajas temperaturas que se han registrado en las últimas semanas, la recolección de la cosecha de café del ciclo 2016-2017 registra afectaciones que podrían impedir que se alcance la meta de superar o al menos igualar los 2.49 millones de quintales de café que se exportaron en la cosecha anterior.
Y aunque aún no hay cifras concretas del porcentaje de la cosecha que se ha caído, en la zona de Jinotega se calcula en un diez por ciento de la proyección de producción, estimada en hasta un millón de quintales.
La escasez de cortadores es atribuida a la migración de esta mano de obra a otras actividades como el corte de café robusta, naranjas, caña y a otras tareas donde se perciben mejores salarios, como la construcción.
En Jinotega se requieren unos 75,000 trabajadores para recolectar y procesar la cosecha en cada ciclo productivo. De esa cifra, actualmente el sector estaría enfrentando un déficit de entre 30,000 y 40,000 trabajadores, dijo a LA PRENSA hace dos semanas Eduardo Rizo, directivo de la Asociación de Cafetaleros de Jinotega.