Un buen propósito para hacer cambios en la salud durante este año que recién comienza es disminuir el consumo de azúcar añadido.
Debido al incremento vertiginoso de obesidad, diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), consideradas una gran pandemia, se ha puesto más atención a la evidente asociación que existe entre estas y el consumo elevado de bebidas y alimentos con alto contenido de azúcares.
“Desde la década de los 80, varios países han implementado medidas fiscales y regulatorias relacionadas con el aumento de impuestos a las bebidas azucaradas, no solo con un objetivo recaudatorio, sino también para reducir la demanda y el consumo de este tipo de bebidas”.
México es uno de estos países. Desde enero del 2014 los consumidores mexicanos pagan un impuesto de un peso por litro en la compra de bebidas azucaradas, además se complementó dicha medida con un impuesto del 8% del precio final de los alimentos con alto contenido calórico, o comida chatarra, incluyendo entre otros, chips, chocolates, helados y dulce de leche.
“El Gobierno de Reino Unido aplicará a partir de 2018 un impuesto escalonado sobre las bebidas en función de su contenido azucarado”. Así, aquellas que contengan de 5 a 8 gramos de azúcar por cada tres onzas tendrán un impuesto más bajo que las que contengan más de 8 gramos en esa misma cantidad. “El argumento del Gobierno británico es que estas bebidas son la mayor fuente de azúcar de los niños, que con solo una lata de refresco de cola ingieren 9 cucharadas de azúcar”.
Según las recomendaciones dietéticas el consumo de azúcar para niños en edad escolar no debe pasar de 3 o 4 cucharadas por día. Con una bebida azucarada los niños triplican el consumo de azúcar recomendado. Lo más alarmante es que muchos niños toman más de una bebida azucarada diariamente, además de galletas, panes dulces, golosinas, salsas de tomate y otros productos que incluyen como ingrediente algún tipo de azúcar, obteniendo gran parte de su energía de calorías no nutritivas.
Las políticas de salud pública, como la mencionada anteriormente de gravar con impuesto los alimentos altamente azucarados pueden ser de gran ayuda para prevenir las ECNT.
Ante la medida tomada por el gobierno británico, la universidad de Oxford realizó diversos estudios para analizar distintas intervenciones para reducir el consumo de azúcar y encontraron que si la industria alimentaria reduce en un 30 por ciento el contenido de azúcar en las bebidas con niveles altos y 15 por ciento en las bebidas con niveles medios, se pueden evitar alrededor de 14,400 casos de obesidad y 19,000 casos de diabetes tipo 2.
Sería conveniente que en Nicaragua se tomaran medidas similares, mientras tanto cada hogar puede ir adoptando el hábito de proporcionar menor tenor de azúcar sobre todo en los alimentos de los niños para disminuir el consumo de azúcar añadida y priorizar la ingesta de frutas en su forma natural como fuente de azúcar y el consumo de leche y agua como bebidas saludables.
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