“Doctor, yo siempre he comido de todo, últimamente todo me cae mal, hasta el agua. Dicen que tengo dispepsia”
Detrás de una dispepsia puede haber una enfermedad tan seria y peligrosa como el cáncer, por lo cual llamamos a estar atentos, en especial a partir de los 45 años.
Hay varias maneras de clasificar las dispepsias. Por ejemplo, de acuerdo con los síntomas que destacan. En el tipo ácido péptica predomina hiperacidez o agruras. Cuando no se pueden procesar las comidas grasosas estamos frente a una dispepsia biliar.
Una dispepsia intestinal estará asociada con la inflamación de los intestinos delgado o grueso, o ambos. Son personas que no pueden defecar o presentan diarreas. En cambio otros no metabolizan la leche o los granos. La dispepsia mixta reúne síntomas de una o más de los cuadros mencionados.
Las náuseas, vómitos, dolor abdominal severo como el cólico biliar o la crisis ácido péptica, estreñimiento o diarrea, pirosis o sensación de un fuego que sube desde el abdomen a la boca, son algunos síntomas.
El médico internista trata de identificar la mayor o menor gravedad de la dispepsia. Las primeras son dispepsias orgánicas: destacándose entre estas la úlcera gastroduodenal (15-25 por ciento), esofagitis de reflujo (5-15 por ciento) y el cáncer del estómago (1-2 por ciento).
Las dispepsias funcionales son aquellas en las cuales las pruebas son negativas y no se demuestra ningún daño en los órganos digestivos o extradigestivos, están vinculadas con ansiedad y depresión. De un 30-60 por ciento de estos pacientes presentan infección por la bacteria helicobacter pylori, pero esta infección puede estar en cualquiera de estos pacientes, incluyendo los que no se quejan de nada.
Conviene siempre consultar a tiempo con su médico internista que sabrá como diagnosticar y tratar oportunamente su problema digestivo para garantizarle deliciosas digestiones.