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Arnoldo R. Martínez Ramírez

Gobierno-OEA 2016: cronología de una charada

El 4 de junio, ante el Congreso del FSLN, el presidente de Nicaragua rechazó la observación electoral del 6 de noviembre. Con una retórica cáustica, además de llamarlos sinvergüenzas, los envió a observar a otros países. Asimismo, afirmó que los observadores del Centro Carter, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA), se presentan como de manos limpias y son los que más sucias las tienen.

El 14 de junio, so pretexto de la actitud “antidemocrática, prepotente e ilegal que mantiene contra el Gobierno de Venezuela”, el embajador de Nicaragua ante la OEA, pidió la renuncia del secretario general de la OEA, quien “abusando de su cargo, actúa de manera injerencista en detrimento de la estabilidad del gobierno legítimo… Su reiterado comportamiento lo descalifica para seguir ocupando ese cargo, y para lavar la vergüenza de la OEA, reiteramos que de inmediato ponga su renuncia irrevocable…”.

El 21 de septiembre, la Cámara de Representantes de Estados Unidos (EE. UU.) aprobó la resolución “Nica Act”. Con ella, EE. UU. podría vetar solicitudes de crédito del Gobierno de Nicaragua a instituciones financieras multilaterales, hasta que este demuestre pasos efectivos para hacer elecciones libres, respetar el Estado de derecho, garantizar la libertad de expresión y asociación, y la independencia del poder judicial y electoral. Hará efectivo su voto en la OEA, para que sea aceptada como observador en las elecciones. 120 días después de aprobada la ley, el Departamento de Estado norteamericano, presentará al Congreso un informe de corrupción en altos niveles del Gobierno de Nicaragua y otras instituciones, incluyendo el Consejo Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia.

El 15 de octubre, a solicitud del Gobierno de Nicaragua, el secretario general de la OEA le presentó un informe relacionado con el proceso político electoral del país. El Gobierno mostró disposición de analizar con el secretario general los temas relacionados. Se ignora su contenido. Después del primer encuentro, ambas representaciones presentarán un informe conjunto en noventa días (15-1-17). Si hubiese diferencias lo harán por separado. Acordaron nombrar tres representantes cada uno para trabajar sobre el tema, que se reunirán de manera periódica en Managua y/o Washington, DC. Conforme lo acordado, el primero de diciembre, el secretario general de la OEA se reunió con representantes de organizaciones políticas, sociedad civil, iglesias, sector privado y con el presidente de Nicaragua.

El 29 y 30 de noviembre, la misión técnica de la OEA se reunió con representantes de organizaciones políticas, ONG, iglesias y sector privado para conocer la situación del país en el ámbito electoral, e informar al secretario general antes de su arribo a Nicaragua.

El primero de diciembre el secretario general de la OEA se reunió con representantes de organizaciones políticas, ONG, iglesias, sector privado y con el presidente de Nicaragua. Se desconocen detalles de lo conversado. El presidente y el secretario, en conferencia de prensa, ligera y demagoga, dieron declaraciones protocolarias de poco contenido y se elogiaron entre sí. El presidente invitó como acompañantes a la OEA a las elecciones municipales de noviembre de 2017.

¿Cómo se explica la metamorfosis de la relación entre el Gobierno de Nicaragua y la OEA?

Como se dijo, a mediados de 2016, de manera provocadora, injuriosa y descortés, el Gobierno de Nicaragua calificó de sinvergüenzas a los observadores electorales y nuestro embajador ante la OEA pidió la renuncia del secretario general. Cuatro meses después, luego de conocerse la “Nica Act”, el Gobierno, en actitud oportunista, dócil y desesperada, acordó conversar con la OEA. “Olvidando” lo acontecido, como politiqueros diestros, ambos acordaron trabajar en el informe de la OEA.

La OEA ha asistido en forma efectiva con cantidad de proyectos a los países miembros, sin embargo, esta es una organización liderada por políticos de distintas tendencias, algunos sin legitimidad, lo que pone en entredicho su credibilidad. En tertulias poco estructuradas, breves y sin privacidad, su secretario general —al que algunos ven como un todopoderoso capaz de resolver nuestros problemas— se reunió con distintos grupos (igual lo hizo el grupo técnico). Después de eso, el Gobierno no ha iniciado ningún diálogo con grupos de oposición, iglesias, ONG y otros actores sociales y políticos. El proceso ha estado plagado de secretismo, oscuridades, incomprensiones, y confusiones.

El Arto. 20 de la Carta Democrática Interamericana establece: “En caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”.

Tres asuntos ponen en duda la efectividad de la OEA: a) Quién determina, cuándo está gravemente afectada la democracia; b) Parece que esta Carta fue escrita exclusivamente para gobiernos sirviendo a gobiernos (los ciudadanos no podemos invocarla); y c)

Los países en los que ha sido invocada —Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Honduras—, distan de ser democracias representativas.
Conviene reflexionar que somos los nicaragüenses quienes debemos resolver nuestros problemas.

El autor es contador.

Opinión #EleccionesNi2016 Gobierno de Nicaragua OEA archivo
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