Las paradojas del futbol, sumamos sin provocar asombro como ante Panamá y Honduras. La puesta en escena de Nicaragua contra Costa Rica con sus suplentes era sencilla: conseguir oxígeno para los titulares, quienes se preparan para Belice y El Salvador. No hubo ninguna ambiciosa propuesta por la Azul y Blanco frente a Costa Rica, sino que jugaron sin atrevimiento en un partido en estado de letargo que terminó 0-0. Los pinoleros actuaron dormidos con la rara inocencia de morder si la benevolencia tica lo permitía. Sin la presión mostrada en los dos encuentros anteriores y con organización y solides defensiva, los nicas cumplieron su función con el plus de un punto inesperado que mantienen vivo el objetivo Copa Oro.
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Diedrich Téllez se ratificó como titular indiscutible. Su condición de capitán y su función de hegemonía desde los tres palos rescató a Nicaragua en tres claras ocasiones: un tiro libre al minuto 16, el centro con aroma a portería de Johan Venegas al final del primer tiempo y en la mitad del segundo, cuando el tico disparó cerca del área un misil con mucha peligrosidad, pero Téllez resolvió sin problemas. Los dirigidos por Henry Duarte reflejaron un orden sobre el césped. La idea era buena, la ejecución dubitativa. Esperaban sin prisa los errores ticos en las salidas, buscaban el robo inesperado para encontrar el gol en un contragolpe, sin embargo en los desbordes se salía a la velocidad de un escarabajo.
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Norfran Lazo fue otro jugador que toca las puertas para una titularidad. Colectivamente estaba abandonado, pero su insistencia dio resultados en la ofensiva. Dos llegadas tras robos de balón, aunque tuvo definición de astronauta: enviando el esférico a la luna. Por otro lado, el muchacho Bismarck Veliz saltaba como la opción de Manuel Rosas, sin embargo aún está verde. Se aplaude el trabajo de los muchachos que sin ser sobresalientes hicieron la tarea, aprovechando a un equipo costarricense irresoluto.
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Este martes vimos un partido con pinta irreal de lo que puede hacer Nicaragua en sus próximos encuentros ante El Salvador y Belice. Sin un solo titular en un principio, los guerreros pinoleros jugaron con el corazón y sorprendieron, a pesar que se podía ver el juego con los ojos cerrados, pero los ticos también cayeron en el bostezo con el 67 por ciento de la pelota, sin poder definir ni presionar en todo el juego, sino por lapsos. Al final Nicaragua rescató el punto con los dientes, tirados en el campo, exagerando faltas y matando el tiempo… Nicaragua buscaba oxígeno y consiguió un punto.
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