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Curt Smith conectó un jonrón de dos carreras en el triunfo felino. LA PRENSA/CARLOS VALLE

Yurendel de Caster: “No fuimos un equipo Pomares”

El curazaleño se unió a su coterráneo Curt Smith, disparando cada uno un jonrón

Apenas cayó el último out en Chinandega, el terreno fue cubierto por una marejada enloquecida, blanca, que celebraba la coronación del equipo local. En medio de una alegría que parecía interminable, Yurendel de Caster, una de las figuras del partido al ligar un jonrón solitario, dijo que “muchos pensaban que los Tigres eran un equipo de Pomares, pero no fue así, hicimos las cosas bien y somos los campeones”.

Los Tigres se coronaron campeones de la Liga de Beisbol Profesional Nacional, al vencer anoche en el quinto partido de la serie final 5-3 a los Gigantes de Rivas en Chinandega, donde la fiesta fue en grande.

El menosprecio que en algún momento se dirigió hacia los Tigres, cuando entraron en una mala racha en la temporada regular, quedó anulado anoche y para la eternidad, frente a los Gigantes de Rivas que eran los campeones defensores y es por eso que la gesta fue celebrada doblemente.

“Hoy era el día”

“Veníamos con la mente de ser campeones el día de hoy. Esta fanaticada fiel se merece este logro, pues nos siguieron desde el principio y nosotros dimos todo por ellos”, admitió De Caster en medio de la locura. De los Gigantes, no se supo nada. Cuando estalló el festejo salieron por la puerta trasera.

Pero De Caster no fue el único pelotero curazoleño que empujó al equipo a la victoria, también lo hizo Curt Smith, quien despertó la bestia demoledora llamada Tigres de Chinandega.

“Funcionó la defensa, todo salió perfecto. Nos coronamos en medio de un tremendo partido y pude aportar con ese jonrón a la causa del equipo. Nunca es fácil vencer a los campeones, pero con fe pudimos hacer un mejor trabajo que ellos”, manifestó Smith, quien sacó la vara mágica en el quinto episodio y depositó la pelota detrás de la barda con Everth Cabrera a bordo.

“Me siento muy agradecido con la fanaticada y con el equipo, gracias a Dios pudimos levantar el trofeo”, comentó el muchacho Ismael Munguía, uno de los bombillos permanentemente encendidos de los Tigres, la maquinaria que dirigió con grandes credenciales el panameño Lenín Picota, que en su temporada de debut se lleva la corona y fue el héroe detrás de la algarabía.

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