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Pinturas de Françoise Nielly. LA PRENSA/ARCHIVO

Pinturas de Françoise Nielly. LA PRENSA/ARCHIVO

Esthela Calderón. Poemas de Las manos que matan

La poesía es una hoja en blanco, y en ella nacerán todos los poemas. Ahí se asomará la rojiza cara del otoño y la blancura del invierno.

Ciclo

Esthela Calderón

Los tintes de la primavera
y el sudoroso verano.
Son necesarios:
cortezas, flores, agua, raíces y silencio
con una pizca encantada de los iris
y unos hilos de algodoncillos
para desmenuzar el cariño
que se cernirá entre las manos.

Yo grito tu nombre

Esthela Calderón

Para Camilo mi niño de siempre.

Dicen que las tantas veces que se grita un nombre
son también las tantas veces
que nuestro nombre será repetido.
Tu nombre una vez, dos veces y tres y cuatro,
y así contar y contar hasta en los sueños.
Gritar, decir tu nombre desde adentro
con la misma potencia que usa un niño
para decir su primera palabra.
Te voy llamando, amor grande y pequeño.
Pequeña luz y sol y estrella
todo mío tu nombre.
Y lo repito para que tu boca también me llame
y no se olvide de mí.
Y que tu oído recuerde escuchar mucho más allá
de donde vieron mis ojos.
Y vendrán las ventanas por donde los aterrados corazones
reconocerán su propia melodía
y crearán barreras contra los pies
que se apuran a detener cualquier mudanza .
Seguiré gritando tu nombre, mi Camilo,
para hacer crecer las veces
que has de repetir el mío.

Una realidad

Esthela Calderón

He descubierto que las faldas no me quedan bien
y los vestidos, tristemente tampoco.
Siento mucho decir
que los pantalones me van mejor
que a muchos hombres.

Infantiles

Esthela Calderón

Te tiro, te mato.
Una mano que vence a la otra.
Una mano que sangra en la cima,
la sangre de los que vienen abajo.
El color rojo tiene sabor a largas batallas.
Sabe cantar las glorias de los derrotados
y pervertir el orgullo de los que vencieron.
El rojo, es el lacito en un moño de lirios,
la corbatita en el cuello del cumpleañerito.
El rojo siempre atento a los demás colores.
Se burla del blanco, baila sobre el azul
hasta hacerlo derramar el llanto púrpura del duelo.
El rojo, gratificando de olores a tantos pétalos
pero que ingratamente cuaja la carrera
en las venas de las muñecas.
Te tiro, te mato.
Sigue repitiendo la mano roja
desde mi infancia.
Es la algarabía de reír o llorar,
a lo largo de toda la vida.

La educación primero

Esthela Calderón

La impunidad es un crimen,
es como matar dos veces un cuerpo
(Raúl Zurita)

Un hombre con poder mató con las manos de otro
a otro hombre por considerarlo estorbo.
Se dijo que el estorbo había ofendido al grandote.
Andaba en las calles pidiendo justicia.
Era un estorbo solitario.
Nadie dijo nada.
Todos guardamos silencio.
Es de mala educación hablar con la boca llena
y es de tontos renunciar a las migajas
que caen en nuestros platos
cuando el grandote habla.
Así pasó antes con el hijo del estorbo.
El silencio continúa.
La justicia no se puede comer.
La educación es primero.

Cultura Esthela Calderón archivo

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