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Marvin Saballos Ramírez

Rubén, príncipe de paternidad disputada

“En la Catedral de León se encuentra la fe de bautismo de Félix Rubén, hijo legítimo de Manuel García y Rosa Sarmiento”. Es el testimonio del mismo Darío, en su autobiografía, y un hecho documental ampliamente certificado.

En el lecho de muerte, Rubén tiene la pesadilla premonitoria de que descuartizaban su cuerpo y se disputaban sus restos —según refiere Edelberto Torres—. ¿Vislumbraría también que siglo y medio después de su nacimiento seguirían las elucubraciones disputándose la identidad de su progenitor? Fatal sino del genio considerado “Príncipe de las Letras Castellanas”. Y es que de las glorias muchos ambicionan ser partícipes.

Expresa en la citada autobiografía: “El matrimonio de Manuel García —diré mejor de Manuel Darío— y Rosa Sarmiento, fue un matrimonio de conveniencia, hecho por la familia”. Conveniencia para casar bien y asegurar el futuro de la veinteañera Rosa y para que sentara cabeza el díscolo cuarentón  Manuel. La pareja no se entiende. Separación temprana durante el embarazo del primogénito Rubén, quien nace el 18 de enero de 1867, a los nueve meses exactos de la boda de sus padres, el 16 de abril de 1866. Intento de reconciliación, fruto del cual nace una niña, quien muere prematuramente. Después de esto, a los dos años, la ruptura total del matrimonio García-Sarmiento. El niño es criado por sus tíos-abuelos.

Buscando rehacer su vida, Rosa se marcha hacia San Marcos de Colón, con el estudiante hondureño, Juan Benito Soriano, con quien procrea a Francisca Soriano. De esta relación de Rosa surge la leyenda de que Juan Benito Soriano es el verdadero padre de Rubén. Cerca de cuarenta años después de la muerte de Darío, el norteamericano Thomas Irving la difunde tomando como base documental un testimonio notariado de ancianos hondureños parientes de Juan Benito. No hay otro fundamento más que el rumor pueblerino y familiar. Una brumosa atribución de la paternidad del genio.

Medio siglo más tarde, surge otro presunto padre. Dándole más colorido al folletín, resulta el aspirante en ser un sacerdote, Felipe Gurdián Pastora, con quien se dice Rosa habría sostenido amores y estaría de cura en Metapa al momento de nacer Rubén. De nuevo, las fuentes son testimonios orales de ancianas y el rumor pueblerino.

Y en el 150 aniversario del nacimiento del bardo surge otra hipótesis, esta vez relacionada con un noviazgo de Rosa, anterior a su matrimonio. El señalado ahora es el Masaya, teniente José Aurelio Avilés Montenegro. El noviazgo referido no era bien visto por los padres adoptivos y tíos de Rosa, Bernarda Sarmiento y Félix Ramírez,  así como por el resto de la familia. El autor, Francisco-Ernesto Martínez, adelanta una acuciosa investigación documental que prueba la genealogía y existencia del teniente Avilés, pero no la paternidad de Darío. Una prueba de ADN sería la respuesta definitiva, concluye el autor.

Trágica la vida personal de nuestro “príncipe”. Al igual que sus restos biológicos, su filiación es disputada.

Rubén en su autobiografía reconoce la paternidad legal y biológica de Manuel “Darío” García. Lo hace con cierto resentimiento: “La verdad es que no vine a saber sino mucho más tarde que yo era hijo suyo”.

A quien Rubén exalta como su padre afectivo y efectivo es a su padre de crianza, el coronel Félix Ramírez Madregil, de quien expresa: “La paternidad única es la costumbre del cariño y del cuidado. El que sufre, lucha y se desvela por un niño, aunque no lo haya engendrado, ese es su padre”.

Entonces, según las pruebas documentales registrales y el testimonio del mismo Rubén, y de contemporáneos como el doctor Juan de Dios Vanegas, rector de la Universidad de León, y el general Alfonso Valle, destacado intelectual leonés, se reafirma que el padre biológico y legal es Manuel García.

Y el hombre que desempeñó el papel de padre amoroso y protector, fue el coronel Ramírez.

El autor es Psicólogo Social.

Opinión paternidad Rubén Darío archivo

COMENTARIOS

  1. Ernesto Tellez Baca
    Hace 7 años

    Muchos hondureños dicen que el papa de Dario era hondureño.

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