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Jerwin Ancajas quiere pelear con el tetracampeón mundial nicaragüense "Chocolatito" González. Foto: Archivo

Jerwin Ancajas quiere pelear con el tetracampeón mundial nicaragüense “Chocolatito” González

“Chocolatito” arrecia campamento en Costa Rica junto a su primo José González

Unidos por la sangre, Román y José entran en los días difíciles de la preparación, tomados de la mano, aunque el destino de cada uno sea diferente.

Apenas descendió del avión en el que viajó desde Estados Unidos, el boxeador José González, primo de Román “Chocolatito” González, se cambió de ropa y se sumó al trabajo duro en Costa Rica, con la misión de ayudar y ser ayudado, ya que peleará el 17 de marzo en Nueva York, escenario en el que un día después lo hará el tetracampeón del mundo contra el tailandés Srisaket Sor Rungvisai.

Unidos por la sangre, Román y José entran en los días difíciles de la preparación, tomados de la mano, aunque el destino de cada uno sea diferente. La tarea que ambos deben desarrollar es guantear juntos, exigirse, sudar la gota gorda para no fallar. Sobre el ring del gimnasio Fight Club, Román va en busca de completar 130 rounds de guanteo, al lado de José y del nacional Robin Zamora, teniendo como fecha límite el 1 de marzo.

“José tiene un boxeo bonito, enfocado más en la distancia, sabemos que Rungvisai no es así, sino que le gusta el choque, pero para eso está con nosotros Zamora, que va siempre al frente. Son dos estilos distintos, pero ambos ayudan a Román en el sentido de que si el tailandés pelea de una forma u otra, estará listo”, declaró el entrenador Wilmer Hernández, desde Costa Rica.

“Está enfocado”

“Lo que me alegra es que Román está enfocado, con una mentalidad entregada. Se están cumpliendo los propósitos de la concentración, los cuales son entrenar duro y descansar. Hoy por primera vez Román realizará ocho rounds de guanteo, cuatro con José y cuatro con Zamora. Poco a poco la carga de trabajo va siendo mayor”, agregó Hernández.

Mientras hoy le da la bienvenida a su cuarto día en Costa Rica, Román va reconociendo las diferencias, de la vida agitada que tenía en Nicaragua, saltando de compromiso en compromiso, pasó a la quietud, volviendo a la esencia de su trabajo, a como debería ser siempre, bajo el poder del enfoque.

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