La vida ya se fue
Muchacha,
cuando una tarde mires
pasar despacio
el nutrido cortejo
que llevará mi cuerpo
adormecido
piensa y luego olvida
que alguna vez
en los atardeceres tibios
fuiste mi compañía
en los lugares de algarabía
de sexo y nido;
¡ sumérgete en el olvido !
Amigos fuimos
en el supremo instante vivido
donde dichosos, curiosos
y lujuriosos
íntimos conociéndonos
como presencia ajena
nos desconocimos.
Brutal pase ante ti,
muchacha,
en la impresente
presencia
de dos desconocidos.
Nos agarró la oscurana
y no hubo espera ni mañana.
Dime:
¿recordarás mis manos traviesas?
¿Lanzarás nuestros corazones
al río del olvido?
¿Seremos rama y nido perdido?
Espera,
no alargues por gusto la jornada
que la vida que se me fue
no fue perdida
ni fue donada
ni la llevé desganada.
Toma con calma
una rosa
de mi mortaja hermosa.
Del jardín que nunca cultivé
toma otra flor extraña
que lleve la vida huraña.
Y ya que nunca te encontré
quédate con tu penar asido
no queda tiempo para la fé
la vida ya se fué .
Ars
Dadle una palabra.
Una palabra que no diga nada,
que lo diga todo.
Estrújala en tus manos;
barájala;
combina las sílabas;
saca, una a una
las letras.
Ahora está bien.
Tú tienes la palabra:
tírala, poeta!
Que no digan después
que olvidada dejamos la palabra.
Silencio
Odio estos ruidos criminales
de la ciudad.
Quiero preservar el silencio de la
noche; ese vago
eco del viento.
Quiero escuchar el canto
del silencio con mi oído
de poeta, cuando los
azahares caigan
en las tardes de otoño.