Órganos de Inteligencia de la Policía Nacional arrestaron a cinco hombres y una mujer presuntamente ligados a la banda del expolicía Diógenes Trinidad Medina Martínez, de 36 años, quien fue abatido tras matar a balazos a dos policías y herir a un tercero la mañana del 26 de enero en el barrio San Luis de Managua.
La mujer arrestada es madre de Víctor Manuel García Morán, de 30 años, miembro de la banda, según la Policía. Ella fue investigada en 2004 bajo sospecha de ser la jefa de la banda “Ángelus”.
Ese mismo año, Ángel Luz García Blanco fue absuelta porque no se comprobó su participación, pero dos integrantes de la agrupación fueron condenados por ejecutar robos con armas de fuego y amordazar a sus víctimas.
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La tarde del jueves la Policía realizó un operativo en una vivienda del barrio El Recreo y retuvo a esta mujer.
Las autoridades ocuparon algunas evidencias, pero se desconoce si están vinculadas con la balacera.
En el comunicado de la Policía Nacional mencionan la captura de Paúl Jaen Leal, de 29 años, y de Víctor García Morán, quienes estaban en la escena del crimen contra los policías.
De manera extraoficial se conoció que además de estos dos sujetos, fueron apresados Óscar Enrique Bustos Ortiz, de 48 años, junto con su hijo que lleva el mismo nombre y de apellido Bustos López, de 19 años. También está siendo investigado Javier Francisco Soza Blanco, de 35 años.
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Este viernes, se esperaba que la Policía presentara a los detenidos, pero continuaban realizando allanamientos en distintos puntos de la capital para ampliar las investigaciones y capturar a otros miembros de la estructura criminal.
Presagio mortal
El suboficial mayor Howard Antonio Urbina Flores deseaba envejecer con el uniforme de la Policía, pues desde que ingresó a las filas de esta institución —un 14 de diciembre de 2004— estuvo determinado a ser uno de los mejores, con la aspiración de escalar de rango y mejorar su carrera.
Este subinspector, de 33 años, pertenecía a la patrulla que frustró el robo a un comerciante del mercado Oriental el jueves en el barrio San Luis de Managua.
Según conocieron los familiares, Urbina abrió fuego al ver que uno de sus compañeros fue atacado a balazos por los malhechores, logrando “pegar” al jefe de la banda, quien quedó tendido en una acera.
Durante la refriega, Urbina recibió seis disparos, de los cuales, el que le penetró en la mejilla izquierda, con orificio de salida en la nuca (parte trasera del cuello), le ocasionó la muerte diez minutos después de haber ingresado a la Sala de Emergencia del Hospital Solidaridad, de la capital.
El agente habitaba en el municipio de Masatepe, en Masaya.
Una noche antes de morir, el hermano mayor de Howard, Denis Lumbí Flores, le comentó que tuviera mucho cuidado, porque la noche anterior había soñado con “una boda”, que para muchos, es el presagio de una tragedia mortal, por lo que el muchacho aseguró que así lo haría sin darle mayor importancia. “Yo le dije: hermano cuidate, porque Managua es muy peligrosa. ‘Sí, yo sé que es peligroso, pero todos los de mi escuadra somos muerte arriba’, me respondió. Desde hace un año atrás yo le venía diciendo que cambiara de trabajo, porque (el de policía) es muy peligroso, y que se viniera donde actualmente yo trabajo”, contó Lumbí.
La familia y amigos, en especial la madre y viuda de Howard —con quien procreó un hijo que actualmente tiene diez años— están destrozados con la tragedia, por el vacío que deja en este seno familiar, porque fue muy popular y carismático. Sus restos fueron sepultados este viernes.
Mientras que en Villa Venezuela fueron velados durante dos días los restos del subinspector Julio César Narváez Valle, de 35 años, quien este sábado será sepultado.
Su cuñada Scarleth Pérez Toruño manifestó que el agente descansará en la misma tumba donde yacen los restos de su progenitor, el policía Marvin José Narváez, caído en 1987 en cumplimiento del deber.
Oficial herido estable
Una fuente médica confirmó a LA PRENSA que el policía Oliver Manuel Chow Alvarado, quien fue trasladado de emergencia hacia el Hospital Solidaridad tras la balacera, se encuentra estable.
El oficial recibió un disparo con “trayecto sagital que no comprometió la columna, ni los nervios principales, ni las estructuras vasculares”.
Añadió que tras recibir la atención de emergencia en ese centro asistencial, fue trasladado la noche del jueves hacia el Hospital Carlos Roberto Huembes de la Policía Nacional, donde se encuentra “bastante estable”.
(Colaboración de Ivette Munguía Argeñal).
Vehículo circulado
La Policía Nacional en el barrio San Luis, también ocupó un segundo vehículo que estaba abandonado en una calle y al pasarlo por los archivos aparece circulado por robo con intimidación. Al concluir el peritaje de las autoridades, pobladores reportaron nuevamente a la institución la presencia de sujetos en un vehículo cuyo dueño tiene domicilio en El Rama. Aunque la jefa de la Policía Aminta Granera, no mencionó la participación de una motocicleta, fuentes policiales confirmaron la presencia de la misma en la que en un primer momento huyeron dos asaltantes que fueron capturados posteriormente.
Repunte de la violencia
Para el sociólogo Cirilo Otero, el hecho violento es un reflejo de la pobreza que azota al país.
“Esto (la delincuencia) es provocado por la ausencia o falta de trabajo y la creciente pobreza en el país. Muchas personas se han encontrado obligadas a robar y matar por desesperación ante la carencia de recursos para atender necesidades familiares”, dijo Otero, aclarando sin embargo que nada justifica la violencia hacia las autoridades y la ciudadanía.
Elvira Cuadra, experta en seguridad ciudadana, asegura que el enfrentamiento de civiles con la autoridad se debe a un fenómeno complejo en el que la Policía Nacional ha perdido respeto ante la sociedad. “No hay una causa única del fenómeno pero es evidente que una de ellas se relaciona con la gradual pérdida de autoridad de la Policía. Y esta a su vez tiene que ver con la falta de efectividad de la Policía en la investigación y esclarecimiento de hechos violentos de conocimiento público, caso Las Jagüitas, por ejemplo”, dijo.
La experta también alertó de que hay un repunte de violencia en la región centroamericana y en Nicaragua están cambiando los escenarios de la seguridad.
En esto coincidió el asesor jurídico del Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh), Gonzalo Carrión, quien manifestó que los hechos revelan falta de preparación de los nuevos miembros de la Policía Nacional y que hay mucha gente con preparación militar delinquiendo en las calles.
“Ese expolicía que le dieron baja deshonrosa (Diógenes Trinidad Medina, quien lideraba la banda delictiva) demostró tener más capacidad en todo lo que pasó, eso es triste (…). En muchos casos hay asaltos y vos te encontrás gente que tiene muchas habilidades con las armas, les revisás el historial y te das cuenta que estuvieron en el servicio policial (…), y que salieron porque delinquían estando en la institución”, manifestó Carrión.