Todos los días, de miércoles a sábado, una enorme fila de personas esperan a ser atendidos en una fritanga de Managua, todo para saciar una curiosidad: cómo es el queso frito más grande de Managua. Tras la espera, cuando los clientes son atendidos, ahí está Lissethe Flores, la dueña, que sobre una hoja de chagüite sirve, primero tajadas, muchísimas, después lo que ella llama el ingrediente secreto: el queso que pesa entre tres y cuatro libras. Y encima le pone la ensalada.
El queso, cuenta Flores, es elaborado en una finca exclusivamente para su negocio. Cómo se hace y qué le da el sabor especial es un “secreto”, dice. Su idea ha tenido tanto éxito que, abre el negocio a las 4.00 de la tarde y a las 6.00 ya vendió todo el queso.
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La dueña del sazón de este queso tiene mucho tiempo en el comercio informal, pero con una fritanga cuenta que lleva cinco años. La idea del queso, asegura, no tiene grandes explicaciones. Simplemente un día se le ocurrió y lo intentó. “Cuando uno tiene interés de superarse sucede y yo he sido gente que me gusta trabajar (…) Primero Dios y luego mis clientes”, afirma mientras despacha.
El queso no es lo único gigante
El queso no es lo único gigante en esta fritanga, también la carne asada es un servicio especial, que, de tan grande lo tiene que empacar en bolsas de cinco libras.
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Cada trozo del servicio de carne asada mide aproximadamente 18.5 centímetros de largo, pesa unas dos libras y consta de 7 y 8 porciones. El servicio vale 220, mientras que el de tajadas con queso cuesta 250 córdobas.
La fritanga de doña Lissethe atiende al menos a 200 personas todos los días y los clientes, deben ser pacientes, ya que deben esperar entre 20 y 30 minutos para ser atendidos. ¿Quiere probarlo? La fritanga queda del portón del Melania Morales, tres cuadras al sur.
El negocio
Lissethe Flores es una mujer ágil, tiene 51 años, los brazos fuertes y una sonrisa agradable. “Solo ella despacha”, dice su hija Martha Narváez. Comenzó vendiendo sandías, pero las necesidades de su casa, dice, crecieron y la fritanga se convirtió en una opción más viable.
En su negocio tiene 14 trabajadores. Sus tres hijos, dos hombres y una mujer, trabajan con ella. En los últimas semanas, cuenta ha recibido más clientes de lo usual debido a un video que comenzó a circular en las redes sociales donde mostraban las porciones de los servicios de comida que vende.
Su negocio se ha hecho tan famoso que hay quienes forman grupos para probar el queso. Eso hizo Allan Obregón, que llegó al lugar a las 6:00 de la tarde, pero ya se había acabado, así que decidió probar la carne asada. Con cuatro servicios, comieron casi 15 personas. Pero regresará, dice, la próxima espera poder probar el famoso queso.