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Jesús, vida

La felicidad es saber vivir

El salmista llama a Dios “el Dios de mi alegría” (Sal. 43,4) e invita a los creyentes a servirle también “con alegría” (Sal. 100,2).

La felicidad es el anhelo más grande que cualquier persona lleva en lo más hondo de su ser… Existe una falsa imagen de un Dios creando problemas, dificultades o conflictos para nuestra felicidad. Y eso por más argumentos divinos y humanos que le echemos encima, es y será siempre inaceptable.

No hay deseo más profundo en todo ser humano que el deseo de ser feliz. Ser feliz es la meta para la mayoría de personas y se esfuerzan por alcanzarla a toda costa. No hay término que se busque tanto, por parte del ser humano que ese.

Todos, a no ser que seamos unos masoquistas, queremos gozar y disfrutar de la vida. Todos deseamos pasar los días de nuestra vida con la mayor felicidad posible.

El salmista llama a Dios “el Dios de mi alegría” (Sal. 43,4) e invita a los creyentes a servirle también “con alegría” (Sal. 100,2).

San Pablo decía a los filipenses: “Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres” (Fil. 4,4); asimismo les decía a los cristianos de Tesalónica: “Estén siempre alegres” (1Tes. 5,16).

Este era el espíritu con el que celebraban los primeros cristianos la Cena del Señor. Como nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: “Partían el pan y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón” (Hch. 2,46).

El cristiano, pues, no es el hombre de cara triste y amargada, resignado ante la cruz que le llueve cada día y, que muchas veces parece, como solemos decir, un “valle de lágrimas”. Dios lo que quiere para todos los hombres es la felicidad sincera, la que nace del corazón.

Para Jesús son felices, no los que tienen abultadas cuentas de ahorro en los bancos, sino aquellos que son libres con el dinero y comparten lo que tienen, lo que saben, lo que son y lo que hacen con quienes más lo necesitan. Por eso Jesús nos dice: “Bienaventurados los pobres” (Mt. 5,3).

No son aquellos que menosprecian a los demás, sino aquellos que tienen una idea tan alta de la valía del ser humano que son incapaces de hacerles el más mínimo daño; por eso, Jesús nos dice: “Bienaventurados los mansos” (Mt. 5,4).

No son aquellos que ríen a carcajadas de todo y de todos, sino aquellos que son capaces hasta de llorar con tal de dar y darse a todos, sin esperar recompensa alguna; por eso Jesús dice: “Bienaventurados los que lloran” (Mt. 5,5).

No son quienes se contentan con lo que ya son, sino son aquellos que saben que la meta de la vida está en ser prefectos como el Padre celestial (Mt. 5,48) y, por tanto, son conscientes de que son muchos los pasos que quedan por dar para llegar a alcanzar esa meta. Por eso Jesús nos dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” (Mt. 5,6).

No son aquellos indiferentes a la miseria y al dolor ajeno, sino son aquellos que ponen su corazón allí donde se hace presente la miseria, el llanto y el dolor y saben que solamente haciendo el bien pueden ser realmente feliz. Por eso Jesús nos dice: “Bienaventurados los misericordiosos” (Mt. 5,7).

No son aquellos que se preocupan en llevar una buena fachada de cara al exterior, sino aquellos que tienen limpio su corazón. Por eso Jesús nos dice: “Bienaventurados los limpios de corazón” (Mt. 5,8).

No son aquellos que por donde van, siembran llanto e intranquilidad, sino son los que trabajan por su propia paz construyendo, a la vez, un verdadero ambiente de paz y comunión en todo momento. Por eso Jesús nos dice: “Bienaventurados los que trabajan por la paz” (Mt. 6,9).

No son aquellos que son incapaces de moverse en pro de los demás para no tener problemas, sino son los que ponen su vida al servicio de la felicidad de los hermanos, aunque eso les cueste dolor y lágrimas, como lo hizo Jesús. Por eso nos dice: “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia” (Mt. 5,10).

La felicidad, o la buscamos por los caminos que verdaderamente se le encuentra, o careceremos siempre de ella. No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir.

Religión y Fe Cristiano Dios felicidad archivo

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