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Masacre 22 enero
La Prensa

Contraste de dos informes

El informe de Freedom House  sobre el estado de la libertad y la democracia en el mundo,  indica que en Nicaragua el respeto a  las libertades civiles y los derechos humanos cayó  en 2016 a su nivel más bajo de los últimos veinte años.

El informe  establece tres rangos de países: los   completamente libres, los parcialmente libres y aquellos que del todo carecen de libertad.  Nicaragua es ubicada  entre  los países  medianamente  libres.

La estadística  del informe de Freedom House es  precedida por un  profundo análisis titulado Populistas y autócratas: la doble amenaza para la democracia global. En este ensayo, elaborado  por el presidente y el editor de dicha institución,  Arch Puddington y Tyler Roylance, se razona que la democracia en unos países sufre la amenaza   del populismo y  en otros la de regímenes autocráticos.

Pero el populismo y el autocratismo  no     necesariamente existen  por separado, como formas   independientes de poder político antidemocrático. En  Nicaragua, por ejemplo,  impera un régimen que es una mezcla de populismo de derecha con autocratismo de izquierda,  el cual  deriva, además,  en una anacrónica dictadura familiar con pretensiones dinásticas y de dominación perpetua. Sin embargo,  lo más relevante del informe de Freedom House   no es la  calificación de Nicaragua como país parcialmente libre.

Lo más importante  es que revela que en este país se están perdiendo cada vez más  las libertades fundamentales, que  se respetan  menos  los derechos humanos de los nicaragüenses, que se agrava el deterioro de las instituciones, que no hay gobernabilidad democrática, que el aparato judicial del Estado  se utiliza para castigar a la verdadera  oposición y  que el acto electoral del año pasado   no se ajustó a los estándares democráticos internacionales, según explicó a LA PRENSA  el  director de Freedom House para América Latina, Carlos Ponce.

Precisamente lo que Freedom House consigna sobre Nicaragua en su informe sobre la libertad en el mundo,  es lo que debió haber informado públicamente el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien conoce  y ha podido  confirmar  la misma información sobre el país. No obstante Almagro  prefirió hacer un acuerdo con el régimen orteguista que oculta la realidad política del país y — peor aún— favorece el objetivo de Daniel Ortega de permanecer en el poder por tiempo indefinido y seguir negando el derecho de los nicaragüenses a votar,  elegir y cambiar gobierno en comicios libres y transparentes.

Algunos creían  que  con el azucarado   acuerdo que Ortega hizo con la OEA, podría engañar a quienes en Estados Unidos promueven la ley  “Nica Act”  para sancionar al régimen orteguista por sus atropellos populistas y autocráticos a la libertad y la democracia.

Pero estaban equivocados de plano. Además, para todos los efectos  pertinentes el informe de Freedom House sobre Nicaragua  tiene mucho más valor que el acuerdo de la OEA con Ortega, si acaso  este tuviera alguna importancia.

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