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LA PRENSA/AGENCIAS

A la conquista de la dieta

El hambre es la mejor amiga de la sobrealimentación. ¿Han notado que cuando tienen hambre comen más rápido? ¿Y comen más?

¿Cuál es el mayor impedimento para alcanzar el éxito con la dieta?  Esta pregunta me la hicieron recientemente y aunque hay múltiples respuestas, me centro en esto: tener hambre.

El hambre es la mejor amiga de la sobrealimentación. ¿Han notado que cuando tienen hambre comen más rápido? ¿Y comen más? Y utilizan dos utensilios en vez de uno para poder duplicar la cantidad de comida que se llevan a la boca en cada bocado. Bueno, tal vez en ese último solo sea yo.

En la mayoría de los casos hacen esto sin  darse cuenta. No están pensando “me estoy comiendo esto a la velocidad de la luz”. Solo lo hacen. En muchos casos el problema del hambre no es que te hace sentir miserable una vez que terminaste con todo lo que había en la refrigeradora (aunque sí lo hace), pero lo peor es que te deja irracional. Te hace perder el control.

Y si estás a dieta, lo último que quieres es perder el control. Pero no teman, el hambre puede ser eliminada. La clave yace en la consistencia. Y como estar con hambre todo el tiempo es el enemigo de la consistencia, la clave está en permanecer lleno. ¿Y cómo lo logro? No es tan difícil.

Implemente una o todas de las siguientes estrategias:

1. Tome bastante agua: ya lo deberías de estar haciendo. El agua conforma que, ¿el setenta por ciento de tu cuerpo?  Es bien importante. No solo para ayudarle a tu sistema completo a operar sino que combate el hambre. Mi recomendación es tomar agua en cada comida y de uno a dos vasos entre comidas.

2. Coma bastante proteína: les presento la kriptonita del hambre. Además de ser la base fundamental del tejido muscular, es el macro nutriente más saciante. Es decir, te mantiene lleno por más tiempo.

3. Apúntele al volumen: la razón por la que los fisicoculturistas comen mucha pechuga de pollo, batata y brócoli es porque estas, a como otras comidas “sanas”, son alimentos cargados de nutrientes y proveen  mucho volumen en pocas calorías. Más volumen es igual a menos hambre. La comida chatarra por allá ayuda (sanidad mental en ocasiones); pero para controlar el hambre la base debe de venir de alimentos cargados de nutrientes mínimamente procesados.

4. Manténgase ocupado: ¿Saben quién es otro buen amigo del hambre? El aburrimiento. Cuando nos aburrimos amamos comer. Así que busquen que hacer para que su mente no piense en comida.

5. No haga dietas tan exigentes: cuando uno está comiendo menos comida, requerido para perder grasa corporal, te va a dar hambre todo el tiempo. Simplemente es parte del proceso. Pero puede limitar esto al limitar que tan grande es el déficit de su dieta. Si uno pierde peso lentamente, haciendo pequeños ajustes a su ingesta calórica en el tiempo, posiblemente ni sienta tanta hambre.

En conclusión, las dietas no tienen que ser una experiencia miserable.  Aprendan a manejar el hambre y el chance de alcanzar su meta automáticamente aumenta.

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