Muchas veces no nos percatamos que cuando cambiamos una preposición por otra transformamos el sentido completo de la frase que queremos decir, por ejemplo no es lo mismo decir: “Por el presidente el desempleo es un grave problema” que decir: “Para el presidente el desempleo es un grave problema”. Solo al cambiar por y colocar para, usted pasó de un partido político a otro.
La preposición es una palabra invariable y átona (excepto según) cuya función consiste en introducir un sustantivo o un grupo nominal con el que forma un complemento que depende sintácticamente de otro elemento del enunciado.
En el español actual son las siguientes:
a, ante, bajo, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, sobre, tras.
Aunque también son preposiciones, de uso más restringido, pro (asociación pro derechos humanos) y vía (Voló a Miami vía Londres).
Según el Manual de la nueva gramática de la lengua española, de la Asociación de Academias de la Lengua: “Las preposiciones forman una clase gramatical cerrada (…) el inventario de ellas no siempre coincide en las diversas gramáticas, ya que algunas son de escaso uso, otras han ingresado no hace mucho y otras poseen solo algunas de las propiedades que caracterizan dicha clase de palabras”.
Por ejemplo cabe y so se consideran desusadas en el español actual y solo aparecen esporádicamente en textos literarios, sin embargo so forma parte de unas pocas locuciones, como: so pena de, so pretexto de, so color de y so capa de.
Así que revisemos el uso de las preposiciones y les dejo unos ejemplos para que observen cómo cambiarlas puede conducirnos a decir algo que no deseamos:
No es lo mismo no quiso darme el coche por el caballo.
No quiso darme el coche para el caballo.
No quiso darme el coche con el caballo.
No quiso darme el coche sin el caballo.