El país no está preparado para que se realice un censo poblacional, pues el sesgo partidario influye negativamente sobre la población, que por temor político y económico no es transparente a la hora de brindar información, coinciden expertos en el tema.
“Lo principal del censo es la independencia, si este censo se hace con el sesgo partidario sería el peor daño que se podría hacer al país en temas de tener una base estadística confiable con la que se pueda planificar”, dijo el ex diputado Eliseo Núñez.
Por su parte el diputado Agustín Jarquín coincide con Núñez al explicar que si se quiere un buen censo se necesita quitar la orientación partidaria.
“Dos cosas si se hace un censo debe publicitarse para informar a la población y dos se debe de generar la confianza en la población, porque la gente cuando la encuestan esconden su información real, por dos cosas, primero por política y después porque piensan que es cuestión de cobro, la gente se cuida porque tienen temor de brindar información”, sostuvo Jarquín.
Manifestó que hay que informar a la población sobre los beneficios del censo, porque realmente es fundamental para el desarrollo de mejores políticas públicas.
“El censo nos conviene a todos, pero hay que romper el temor de que pueda ser manipulado con propósito político, como el gobierno ha partidizado todo, a puesto la bandera en todo, entonces la gente piensa y con propiedad que todo tiene un fin partidario, y consideran que el censo va servir para que lo controlen mejor tanto en pensamiento, en las decisiones, en el manejo de las finanzas, pero eso debe evitarse el sesgo partidario para que las respuesta sean genuinas”, explicó Jarquín.
Ya tenemos una experiencia
Núñez agregó que para actualizar este censo debe tomarse en cuenta que el censo que se realizó en el 2005 tuvo muchas debilidades, de manera que su información no fue confiable.
“Fueron datos no confiables, por ejemplo cuando estos se compararon con el padrón electoral según el censo había mucho más gente inscrita en el padrón y eso que en el padrón solo se inscriben mayores de 16 años, también habían otros datos que no coincidían en nada, este es uno de los capítulo más oscuro que tuvo la administración de Bolaños, este censo estuvo a cargo de José Antonio Alvarado, donde realmente ninguno de los datos puede ser validado actualmente, hubo serios problemas, no se tuvo certeza que se recogiera la información adecuadamente, y hasta el dia de hoy lo que se ha hecho es proyectar los valores del censo de 1995”, dijo Núñez.
Tergiversar información
Por su parte el ex diputado Enrique Sáenz manifestó que la gente debe ser el centro de toda política sea económica, social, cultural, ambiental y por tanto se debe disponer de información confiable, pertinente y oportuna, clave para las decisiones de las empresas, de las organizaciones sociales, y por supuesto, de las instituciones públicas.
“Esto es en situaciones normales. En el caso de Nicaragua, en las presentes condiciones, no es un tema crucial, por dos razones: para el régimen de Ortega la información es un instrumento de propaganda política. Esconden la información que no les conviene divulgar, falsifican y adulteran. En segundo lugar, como en todo régimen dictatorial la gente escondería información. Siempre lo hacen en el caso de un censo, pero con un régimen dictatorial esta tendencia es más marcada”, dijo Sáenz.
Saénz concluye que mientras Ortega este en el gobierno, se puede vivir sin censo.
“El Banco Central, que se supone debería proveer información confiable suspendió la publicación de los datos sobre la población económicamente activa, el subempleo y los trabajadores de la economía informal. Asimismo, dejó de publicar las encuestas sobre sectores económicos claves como industria y comercio. Y si es el INIDE uno puede leer sus informes sobre pobreza y se percata fácilmente de la tergiversación de datos provenientes de las encuestas sobre nivel de vida. O los datos del Minsa, para agregar otro ejemplo”, agregó Sáenz.