14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Se necesitan políticos

Esta percepción sobre los políticos ha llevado muchas veces a generalizaciones desafortunadas con todo lo que es y no es estrictamente político.

Aunque muchos de mis compatriotas opinen lo contrario, yo creo que tenemos un déficit muy grande de políticos en Nicaragua, si bien esta afirmación exige algunas aclaraciones. Es una realidad tangible que entre los que ejercen y han ejercido este oficio muy pocos se han ganado el reconocimiento y gratitud de los ciudadanos. Y no es que la gente se equivoque al externar su repudio a todo lo que tenga que ver con la política, sino que la mayoría de líderes políticos en el Gobierno y en los partidos tradicionales denigran esa noble y necesaria actividad.

En vez de trabajar en función de las expectativas de la población, han insuflado en la comunidad sentimientos arraigados de desconfianza, rechazo y frustración.

Esta percepción sobre los políticos ha llevado muchas veces a generalizaciones desafortunadas con todo lo que es y no es estrictamente político. Si las cosas marchan mal en la economía los políticos suelen ser los culpables. Si en el país hay corrupción galopante, los políticos casi siempre se llevan la medalla de oro del primer lugar. Si hay malestar social, si las carreteras no sirven, si los sistemas de salud son ineficaces e ineficientes, si la educación colapsa, si la delincuencia aumenta, si la inflación sube, etc., en cada caso siempre se encuentran presuntos políticos culpables.

En honor a la verdad, hay políticos malos, como también hay empresarios, maestros, policías, médicos y deportistas mediocres, prepotentes, corruptos y miserables en toda la extensión de la palabra. Pero eso no quiere decir que todos sean así. Afortunadamente sobresalen empresarios exitosos e inteligentes, maestros con gran vocación de sacrificio, médicos honestos, policías heroicos y deportistas ejemplares. También hay algunos políticos activos con dignidad y muchos más que se han alejado temporalmente de la política porque no encuentran un partido con el que se puedan identificar.

Porque no es lo mismo ser político honesto y digno,  que arroparse con el uniforme de político para cometer desmanes y  violar todos los códigos y normas éticas y morales. Estas dos actitudes contradictorias tienen su explicación entre la política entendida como un medio para lograr el bien común y la política como un instrumento de poder para lograr fines individuales y egoístas. Eso, expresado en términos humanos es la  dicotomía entre hacer política para contribuir al desarrollo y la felicidad de los ciudadanos, o vivir de la política practicando todo tipo de fechorías. En otras palabras, el poder de servir a los nicaragüenses o servirse del poder para sí mismo.

Necesitamos más políticos, pero de los que antepongan los objetivos de la nación, a los intereses personales; que rescaten la mística de hacer política de altura en lugar de practicar politiquería perversa; que combatan la corrupción, no que formen parte de ella; que defiendan la democracia, el pluralismo, la libertad y los derechos humanos, no que sean indirectamente represores y potenciales homicidas; que conozcan a fondo los problemas económicos y sociales que aquejan al país, no que levanten con dinero público un monumento a su ignorancia.

Vivimos momentos difíciles para promover principios y valores éticos y morales en el tejido político de Nicaragua. Se ha demostrado que hay intolerancia con la discrepancia y se han cerrado los espacios fecundos del debate, pero por muy abrumadoras que parezcan todas estas dificultades, cada uno de nosotros tiene que estar convencido que son meramente pasajeras. La experiencia, que es criterio de la verdad, también ha demostrado que los nicaragüenses tienen pasión por la libertad y la justicia Las han intentado alcanzar una y otra vez y no han perdido sus esperanzas.

Seguramente que en nuestro país aún existen muchos hombres y mujeres decididos a ser no solo buenos políticos, sino también nicaragüenses ejemplares, capaces de construir una auténtica república democrática.

De eso se trata.

El autor fue Embajador de Nicaragua en España, Colombia y Ecuador.

Columna del día Nicaragua políticos archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí